«La gran fábrica de las palabras», es un cuento que narra una historia sencilla pero muy hermosa y original, con unas ilustraciones preciosas y que además encierra un gran mensaje. Un cuento para deleitarse con su lectura y que nos hará reflexionar a todos, independientemente de nuestra edad.
¡Cuidado! Porque es de esos cuentos que hacen que te enamores de la literatura infantil.
La gran fábrica de las palabras – videocuento
Existe un país donde la gente casi no habla. En ese extraño país, hay que comprar y tragar las palabras para poder pronunciarlas. Javier necesita palabras para abrir su corazón a la hermosa Nieves. Pero ¿cuáles puede elegir? Porque, para decir lo que quiere decir a Nieves, ¡se necesita una fortuna! No se puede equivocar…
Todo un canto al amor y a la magia de las palabras. Poético, tierno, emotivo,…
Empezó a escribir a los 8 años, ahora tiene 13 y ha ganado su primer premio de poesía
Amineh Abou Kerech huyó de Siria por culpa de la guerra. Desde entonces escribe, y ahora sus palabras han sido premiadas.
Vive en Reino Unido. Empezó a escribir en 2012, con ocho años, cuando tuvo que salir de su país junto a sus padres y hermanos.
Amineh Abou Kerech tiene trece años; acaba de aprender inglés; y ha ganado el Betjeman prize de poesía, que esun concurso de poesía inglesa, dirigido a niños de entre diez y trece años.
“Cojo las palabras de ningún lugar, las cojo de canciones y películas, de lo que veo en la televisión o en el ordenador, y las pongo todas juntas” dice Amineh. Dicho así parece que las combina sin ningún criterio y nada más lejos de la realidad. Amineh sabe por qué elige una palabra y no otra: una mitad del poema está escrito en inglés y la otra mitad en árabe —ha sido traducido con la ayuda de su hermana,
Lament for Syria by Amineh Abou Kerech
Syrian doves croon above my head their call cries in my eyes. I’m trying to design a country that will go with my poetry and not get in the way when I’m thinking, where soldiers don’t walk over my face. I’m trying to design a country which will be worthy of me if I’m ever a poet and make allowances if I burst into tears. I’m trying to design a City of Love, Peace, Concord and Virtue, free of mess, war, wreckage and misery.
Oh Syria, my love I hear your moaning in the cries of the doves. I hear your screaming cry. I left your land and merciful soil And your fragrance of jasmine My wing is broken like your wing.
I am from Syria From a land where people pick up a discarded piece of bread So that it does not get trampled on From a place where a mother teaches her son not to step on an ant at the end of the day. From a place where a teenager hides his cigarette from his old brother out of respect. From a place where old ladies would water jasmine trees at dawn. From the neighbours’ coffee in the morning From: after you, aunt; as you wish, uncle; with pleasure, sister… From a place which endured, which waited, which is still waiting for relief.
Syria. I will not write poetry for anyone else.
Can anyone teach me how to make a homeland? Heartfelt thanks if you can, heartiest thanks, from the house-sparrows, the apple-trees of Syria, and yours very sincerely.
Amineh nos ofrece un ejemplo de cómo la escritura nos ayuda a explicarnos a nosotros mismos: sucesos, emociones, deseos en las situaciones más adversas; aunque para hacerte oír tengas que aprender un idioma en un corto periodo de tiempo , como ella ha sido capaz.
Lamento por Siria
Palomas sirias cantan sobre mi cabeza su llamada llora en mis ojos. Estoy tratando de diseñar un país eso irá con mi poesía y no meterse en el camino cuando estoy pensando, donde los soldados no caminan sobre mi cara. Estoy tratando de diseñar un país que será digno de mí si alguna vez soy un poeta y hacer concesiones si rompo en lágrimas. Estoy tratando de diseñar una ciudad de Amor, Paz, Concordia y Virtud, libre de desastre, guerra, restos y miseria.
Oh, Siria, mi amor Escucho tus gemidos en los gritos de las palomas.
Escucho tu grito de llanto. Dejé tu tierra y tierra misericordiosa Y tu fragancia de jazmín Mi ala está rota como tu ala.
Soy de syria De una tierra donde las personas recogen un pedazo de pan desechado Para que no sea pisoteado Desde un lugar donde una madre enseña a su hijo a no pisar una hormiga al final del día. Desde un lugar donde un adolescente esconde el cigarrillo de su hermano mayor por respeto. Desde un lugar donde ancianas arrojaban jazmines al amanecer. Del café de los vecinos en la mañana De: después de ti, tía; como quieras, tío; con placer, hermana …
De un lugar que soportó, que esperó, que todavía está esperando alivio.
Siria. No escribiré poesía para nadie más.
«¿Alguien puede enseñarme cómo hacer una patria? Gracias de corazón, si puedes, mis más sinceras gracias de los gorriones de la casa, los manzanos de Siria, y tuyo muy sinceramente.»