Después de confeccionar los caminitos para hacer el equilibrio, decidimos jugar con los animales, las pelotas y los juegos sonoros. Tras la visita de Fátima, la buscamos y la actividad se centra a aprender a caer al suelo; como si de payasos se tratara caemos sin cesar, riendo a carcajadas con los culetazos.
A continuación el juego continua siendo más social, en gran grupo compartimos «casa» (las mesas) para salvarnos del lobo. Cuando se marcha el amigo lobo, salimos del refugio para pasear por todo el espacio del aula. Pero atentos, en cualquier momento llega y nos ponemos a salvo.
Encarna Camús Martínez.