Por fin llegamos a la tierra de Córdoba con los chavales del tercer ciclo de primaria. Son varias cosas las que os podemos contar, pero es poco el tiempo del que disoponemos para hacerlo. A la vuelta a Granada os explicaremos con más detalle.
Después de un largo y divertido día, por fin nos vamos a dormir, o al menos eso creíamos. Para empezar:
– Nos despertamos sobresaltados (los profesores) por el sonido de la alarma, nos dio tiempo a pensar en si era un sueño, el despertador de algún niño, etc. Pensamos a la vez, ¿qué niño habrá tocado la alarma de incendios o habrá puesto un despertador de cuerda a las 6:30h. de la mañana?
Los profesores nos encontramos en el pasillo con caras de susto, pensamos en un simulacro del albergue de Córdoba (nos acordamos de Isidro y Poli, ellos saben en qué consiste esto), pero ya nos dimos cuenta de que eran las campanas de la iglesia de al lado repicando llamando a la oración o «maitines» (según nos han dicho).
«¡Menos mal, no se han despertado los niños! Vámonos a dormir».
Nos volvemos a la cama y en un dulce sueño, suena la puerta de la habitación 108 (de Alberto y Jorge), son las 6:50h. «¿Qué habrá pasado ahora?».
«Espera, que me levanto yo». Al abrir la puerta, un queridísimo alumno me pregunta en pantalón corto, sin camiseta y aún despeinado:
«¡Profe! ¿Qué tiempo hará hoy? es para ver si me pongo manga larga o corta».
Perplejo, en seguida miro la hora en el móvil y le digo:
«¡Son las 6:50h! Estoy durmiendo, cómo voy a saber el tiempo que hace fuera. ¿Tú crees que estas son horas para venir a despertarme?».
El chaval contesta: «¡Ah!, tienes razón, es que en mi habitación están todos despiertos».
Y le contesto: «acostaos todos hasta que os llamemos».
A estas horas, ya no podíamos conciliar el sueño. Necesitaba un café.
Continuará….
PD: mañana colgaremos algunas fotillos. Nos despedimos a las 2:04 am, vuestros hijos están durmiendo como troncos.