Semifinales de fútbol sala 2012

Tras sudor, entrenamientos de fútbol bajo el sol, dieron fruto; Alquería por primera vez en la historia se clasifica para el gran choque, lo que todo el mundo esperaba llega… ¡Alquería a la finaaaaaaaaaaaaaaaaaal!

Tras la primera parte de desesperación en el campo y en el banquillo; pocas ocasiones por nuestra parte y pocas también por el equipo contrincante, la posesión nuestra era a simple vista mayor que la de Sagrado Corazón pero aún así no llegaban los goles. Los balones que llegaban una tras otra vez a las manoplas de Pablo, iban blanditas, blanditas y fáciles de atrapar en un tiempo.

Pabellón Bola de Oro

Los primeros 20 minutos fueron eternos y a la vez rápidos.

Cuatro minutos, a falta de que el resultado quedase “gafas” en el primer periodo, fueron estresantes; fueron eternos.

El partido estaba justo en el ecuador de su corazón, es decir, en la mitad exacta del partido, era mi turno, Pablo al banquillo pero no fue así; Jordi y yo hablamos con bastante brevedad por el motivo por el que no me sacaría en el último periodo de partido. Yo dándole toda la razón, le dije que era comprensible que no me sacara, ya que mis saques de meta son peligrosos, pero no para ellos sino para nosotros ya que mis saques de arco escasas veces llegan a su destino. La presión añadida, no me da más remedio a pensar que si me marcan, eso hace que yo no pueda fallar y no fallando, me motiva ya que mis entrenadores, compañeros o grada me apoyan diciéndome ¡qué buena Agus!

El partido seguía empatado, un ruido tremendo procedente de la grada, nos ponía más nerviosos de lo que estábamos.

El pitido inicial del segundo tiempo sonó; de centro sacamos. Como otras muchas veces, perdimos la posesión del cuero. Tras cinco minutos transcurridos desde el pitido inicial de la segunda parte, Miguel A. y Manuel, dejaron patente su calidad haciendo un “tiquitaca” desde el centro del campo desconcertando a la defensa rival dejándolos casi “tirados en el suelo”. Manu, por la banda derecha respecto a la meta de Pablo pegadito a la grada, y Migue A. en la banda opuesta, encadenaron una serie de pases perfectos metiendo a Miguel A. dentro de la línea de meta rival. El 1-0 estaba plasmado en el luminoso de nuestras caras. Minutos después Manu desequilibró el partido por completo en una jugada individual haciendo que el árbitro pitase esos dos pitidos de alegría o de tristeza. Manu se había ido de algunos, el portero, nervioso tuvo que hacer frente a la triste y mortal realidad de la definición de Manuel, dejando que el partido se inclinase aún más hacia el conjunto verde pistacho.

Ahora me tocaba a mi defender la portería. Unos minutos nos separaban de estar en la final, los nervios estaban a flor de piel. Sagrado Corazón sacaría de centro. Yo miraba el balón pidiéndole que no cruzase la línea de meta de Alquería.

El balón no me quiso hacer caso pero si no me hacía caso, yo tendría que alejarla y pararla, y eso es justo lo que hice. Intentó colarse hasta seis veces pero yo se lo impedí y Manu hizo un corte de un pase casi salvador que acabó la jugada en mis manos.

Pablo, uno de los porteros de sexto

El primer susto fue en un uno contra uno del portero, ese balón, no tenía demasiado peligro ya que el delantero falló en el control y el balón se separó del delantero casi un metro.

El segundo susto fue un tiro desde la mitad del área discontinua y el punto de penalti: el tiro iba pegadito, pegadito a la escuadra y el poste izquierdo respecto a mi meta. No me tuve que esforzar al máximo para despejar el balón con los puños, no atrapé el balón por precaución.

Tercer, cuarto, quinto y sexto susto ocurrieron en una sola jugada: sacaron de esquina, al segundo palo para cabecear: el delantero ajustó el balón con la cabeza para que fuese a la mitad de altura de mis cuatro palos y ajustado al segundo palo empezando por mi izquierda en el partido, el balón fue interceptado por una “manita” mía, el rechace lo recuperó el mismo delantero esta vez, yo tirado en el suelo presioné el balón para que fuese fuera: era un pulso entre la pierna derecha del delantero y mi mano izquierda. El delantero se rindió y dio un paso atrás con el balón, el delantero chutó a portería semivacía ya que yo estaba tirado en el suelo desde la parada del cabezazo, el esférico fue al desviado a un defensa de Alquería por mi mano izquierda y la presión se esfumó ya que el partido finalizó minuto después. Entre lo que contaba, pararon dos oportunidades claras de gol: un penalti pitado por una mano a simple vista aposta que salvó un gol de Manu de “cucharita”, el penalti lo tiró Manu y lo falló enviándolo fuera, cinco faltas que nos hicieron y el árbitro pitó el tiro desde la línea discontinua. Miguel lo tiró al centro y lo falló.

Daba igual fallar esas oportunidades ya que ya teníamos la victoria en nuestras manos, ya nada podía impedir que ganásemos, éramos los campeones de las semifinales; ya todo daba igual, éramos los campeones… ¡SI! BATIMOS el RECORD de TODOS LOS años de ALQUERÍA, hemos hecho HISTORIA EN TODA ALQUERIA.

Por Agustín.

Cuartos de final. Miguel A.

El sábado 21 a las diez de la mañana fue el partido de fútbol sala de cuartos de final.

Algunos del equipo y yo llegamos media hora antes y empezamos a calentar. Al cabo de unos diez minutos vinieron los jugadores del otro equipo.

Cuando llegó Jordi, entrenamos y después nos dio la alineación: Manuel y yo arriba, defensas Jose y Miguel C. y de portero Pablo. Empezó el partido 0-0 pero Núñez Blanca se adelantó con un gol por culpa mía que la metí en propia meta. Me vine abajo pero Jordi me dijo que luchase y que si pensaba en positivo lo iba a lograr, asi que en una de las jugadas Miguel C. me la pasó, tiré y marqué.

En la segunda parte todavía iba el resultado 1-1 e intentamos marcar otro gol. Cambiaron a pablo por Agustín, que hizo un buen partido. Acabó la segunda parte igual hasta que llegaron los penaltis. Los marcamos todos y el equipo contrario también hasta el momento. Cuando lanzó el portero de Núñez Blanca falló. Me tocaba a mí lanzar el último penalti, si metía, ganábamos. Así que puse el balón en el punto de penalti, lancé y metí el balón dentro de la portería. Todo el grupo de Alquería empezó a celebrar el partido.

Ahora hay que jugar las semifinales.

Por Miguel Ángel.

Cuartos de fútbol sala 2012

Alquería fútbol sala pasa a semifinales, ¿lo ganaremos?

El partido de cuartos fue muy interesante, incluso más que el Barcelona 1-2 Madrid. El partido estuvo empatado 0-0 hasta los primeros 12 minutos: los rivales entraban a gran velocidad hacia la portería de Pablo, un pase genial a la banda derecha de Pablo, el rival coge confianza y el disparo le sale mal pero de pronto Miguel A. le pasa el balón a Pablo, en el suelo no pudo hacer nada por evitar ese gol desmoralizante en propia meta. Sacamos de centro, poco después un pase que recibe Miguel A, salvó al equipo: Miguel A. se escapa de uno (banda izquierda respecto a Pablo), Miguel, sin pensárselo dos veces lanza un misil hacia la portería rival pegadita al primer palo, rompe al portero haciendo que el balón se estampe al fondo de las mallas. El empate se reflejaba en nuestras caras de alegría.

Fin de la primera parte 1-1. Yo, a cargo de toda la responsabilidad del equipo, estaría de portero los siguientes 20 minutos…

Un niño y un balón se acercaban a gran velocidad, yo sin problemas le agüé la fiesta al delantero atrapando el balón. Otra ocasión como esta ocurrió… pero esta vez no pasó lo mismo ya que el balón estuvo en mis manos más de 4 segundos, y claro, falta indirecta en contra, barrera bien colocada y el balón salió fuera.

Poco después, córner en contra. A Castro se le escapó el balón y un misil teledirigido llegó hacia mi. Paré el rechace y fue hacia el mismo delantero rival, otro misil fue despedido hacia mi portería, esta vez bloqueé el balón.

El 2-1 nuestro estaba cantado pero el portero lo evitó, un pase perfecto raso a un delantero rival se sacó, el delantero cruzó el medio campo, nadie me defendía, salí al paso fuera de mi área, escondí mis manos detrás de mi cuerpo para no hacer mano, el delantero sonrió pero al darse cuenta de que no se podía ir de mi, se puso nervioso, pisó la línea discontinua y chutó, pero yo, no me rendí, utilicé mis reflejos “de oro” para poner mi pierna entre medias del balón y hacer así que mi portería quedase imbatida durante el resto del encuentro, el despeje fue a banda. Poco después, el pitido de final del partido, indicó la tanda de penaltis: Pablo, al mando.

1er penalti: lo marca creo que Manu.

2º penalti: marca Jose.

3er penalti: marca Miguel C.

4º penalti: lo marca Miguel A.
1er y 2º penalti: lo materializan.

3er penalti: lo estampan al fondo de las mallas

4º penalti: el portero rival, nervioso, tira… ¡FALLA!, ¡el balón se va fuera! ¡ganamos el partido, ganamos cuartos!

Autor: Agustín.