¿Dónde estará el agua con la que me lavé esta mañana?

-¡Hola! soy la gota María, con la que te has lavado la cara esta mañana. Después de ti estuve casi dos horas por las alcantarillas de Granada hasta llegar a la gran depuradora. Había mucha agua y olía muy mal, pero era chulísimo, era como una gran ducha donde nos lavaban a todas y nos quitaban el barro. Luego me soltaron en las cañerías donde me recogieron para regar, (esta es mi parte favorita) es como un laberinto. Te dejan en la tierra, y una vez bajo tierra tienes que buscar el camino correcto para llegar a un yacimiento, cuando llegué era precioso, me tiré por una cascada de agua cristalina. Había peces de todo tipo. El río era muy bonito y desembocaba en un gran lago. Allí nos evaporamos y subimos a las nubes. La sensación era chulísima, recorrimos medio mundo y cruzamos América hasta llegar a un río de Alemania. Lo recorrimos hasta llegar al mar: mi casa.

Autora: Iara Gordon, 6º EPO, 11 años.

¿Qué pueden pensar los sapos de las ranas?

¿Qué son las ranas?

Si piensas que las ranas son asquerosas, que tienen sangre verde y que se bañan en barro, estás equivocado. Son unos de los seres más limpios y perfectos que existen.

En realidad, cuando saltan, hacen funcionar un dispositivo que hacen que leviten en el aire durante un cierto tiempo.

Si también pensáis que son algo flojas, en eso sí que os equivocáis rotundamente. Son casi todas cinturón marrón, o incluso algunas negro en kárate, judo y kung-fú. Son capaces de inmovilizar a un gato en segundos.

En cuanto a si se parecen a humanos, no hay mucho parecido. Quizás la única cosa igual es que las ranas y los humanos pueden correr, nadar y saltar.

También es verdad que las ranas son muy presumidas. Casi todas usan tacones altos, maquillaje, labios pintados y pestañas postizas.

El único defecto que tienen es que no son nada astutas. por ejemplo, usan papel de lija como papel higiénico, o incluso compran un mapa porque no se acuerdan de dónde está su casa, a pesar de que van allí todos los días.

Por eso existen los sapos, todo lo que tienen las ranas, no lo tienen los sapos. Pero las ranas no son inteligentes, en cambio tienen una mente inteligente.

Autor: Daniel Del Bot, 6º EPO, 11 años.

¿Sapo igual a rana?

Ayer leí en el periódico un estudio científico de un alemán sobre las ranas y los sapos. Me pareció un artículo muy interesante, decía entre otras cosas, que aunque la gente las considere parientes, no son tan parecidas.

Los sapos son como campesinos, se buscan la vida en sus ciénagas  y se tiran eructos, son unos seres sucios,gordos y repugnantes. Están llenos de verrugas y comen todo lo que encuentran, además creen que las moscas que hay en las aguas residuales o en las boñigas de vaca son una auténtica delicia.

Las ranas son como las bellas señoritas de Inglaterra, son pequeñas, de un color verde brillante y son delicadas, incluso se las puede considerar bellas si se mira desde otro punto de vita. Viven en los nenúfares que hay en los estanques de agua cristalina y croan de una forma musical, comen libélulas y mariposas y en épocas de hambre comen larvas de abeja, a las que aseguran que son deliciosas pero engordan.

Cuando leí esta parte del artículo pensé que el autor sabía captar muy bien como eran esos pequeños seres de sangre fría sin ser uno de ellos y lo que más me llamó la atención de todo el artículo fue una parte que decía que según los sapos, las ranas son unas creídas, mandonas y repipis. Yo, cuando leí esto, empecé a dudar de la veracidad de artículo y del entado mental del autor, pero aún así el artículo me sigue pareciendo chocante. ¿Cómo ha conseguido el autor escribir el artículo como si él fuera uno de esos seres que mucha gente considera repugnantes?

Autora: Eugenia Toro, 6º EPO, 12 años.

La familia sapo

Había una vez un sapo que se llamaba Ricky, él tenía un padre muy gruñón que opinaba muy mal de las ranas, pero tenía una madre que a la que le gustaban mucho las ranas porque tenía muchas amigas que eran ranas, aunque no se lo había dicho a su marido, pero si a Ricky.

Un día, al empezar el curso, estaba con todos sus amigos sapos, llegó un niño que decía que era sapo. El primero en hacerse su amigo fue Ricky. Se llevaban muy bien y los dos se decían todos los secretos.

Un día, el sapo que se llamaba Lamune, le dijo a Ricky su gran secreto, era que Lamune era una rana. Ricky se quedó muy extrañado.

Al llegar a su casa, habló con su madre y se lo contó. Su madre le dijo que no pasaba nada porque así podría aprender cosas de Lamune, como por ejemplo: que las ranas eran más rápidas, que tenían la lengua más larga, que tenían más colores y por eso eran más bonitas, que son menos vagas, que son muy saltarinas y saltan muy alto.

Al terminar de hablar, le llamó su padre y le dijo muchas cosas sobre las ranas, y que no tenía que hacerse un amigo que fuera rana. Le dijo que las ranas eran muy pequeñas, que eran muy delgadas, que les huele muy mal el aliento, y lo peor de todo es que están por todas partes.

Un día, la familia de Lamune invitó a la familia de Ricky a que fuera a comer a casa de Lamune. Al llegar Ricky a su casa se lo dijo a su madre. Ella aceptó y a su padre lo convencieron.

Al día siguiente, fueron a comer a casa de Lamune, la comida estaba muy rica. Después de comer los padres y las madres, hablaron. Lamune se fue a jugar con Ricky y al rato se marcharon a casa.

Al llegar, su madre y Ricky hablaron con su padre y le dijeron que la familia de Lamune era rana. el padre dijo:

– Si eso es verdad, ahora me gustan las ranas.

Así que al final, Lamune y Ricky siguieron siendo amigos, y a su padre le gustaron las ranas.

Autor: Manuel Bellido, 6º EPO, 11 años.

Crónica de «un día en Alquería»

A las siete en punto de la mañana me levanto de mi cama y me aseo. Estoy alegre, me espera un día en mi colegio, Alquería. Más tarde, salgo de mi casa en coche, todavía no se ha hecho de día. Estoy cansado, pensativo y me quedo adormilado sobre el blando apoya-brazos hasta que llego al colegio.

Al llegar, me levanto del asiento, cojo mi mochila y le doy un beso a mi madre o a mi padre y me voy dando un paseo por el precioso jardín del colegio, tan verde, tan colorido y tan acogedor, con sus ruidos de los pájaros cantado y el sol amaneciendo. Después, cojo una flor y me la guardo en el bolsillo derecho de mi pantalón para dársela a la chica más bella que encuentre.

Cuando entro, recorro el pasillo de secretaría y miro todos los carteles y anuncios que hay puestos. Más tarde, abro la puerta del comedor que me recibe con un gran ambiente, calorcito y sobre todo, me recibe con un olor maravilloso a tostadas. El olor me lleva hasta la mesa, donde tranquilamente, me siento a desayunar y a hablar con algunos de mis amigos. Luego, vienen nuestras cocineras, las mejores del mundo, a traernos esas tostadas de mantequilla que todos esperamos y nos las tomamos juntos junto a un vaso de leche y algunas galletas. Al terminar, después de dejar la taza y la servilleta en su respectivo sitio, me voy a jugar con mis amigos, o a dibujar, o también, a hacer deberes atrasados o que no me han dado tiempo a hacer.

Después viene el Teacher Manolo, profesor de inglés, bibliotecario y el que abre las puertas por la mañana para que podemos salir del comedor. Si hace mucho frío o ha llovido, nos vamos a las clases, si no, salimos a jugar al patio. Aquí noto el fresquito de una mañana primaveral y empiezo a correr velozmente para no parar de sentirlo. Al acabar el patio, todos nos dirigimos hacia las clases, que empiezan a las nueve.

Casi todos los niños de mi clase son muy educados, pero no todos, algunos se distraen jugando en vez de trabajar en clase. Yo creo que no soy ninguno de ellos, ya que me gustan mucho las clases, unas más que otras, pero me gustan. También, todos lo profesores me caen bien, pero como acabo de decir, unos más que otros. Por eso, un día en Alquería, mi colegio, es algo especial, es un día que se te pasa volando, o muy lento. Puedes tener días buenos y puedes tener días malos, pero siempre son días especiales, en los que a la vez de aprender, te diviertes con tus amigos o con tus profesores, con quien sea. Un día en Alquería es total, por eso, seguro que lloraría si me tuviesen que cambiar de colegio, por alguna emergencia o imprevisto, me pondría muy triste, no querría separarme de los amigos de toda una vida o de los profesores que me han enseñado y dado tantas cosas en la vida, no sabría, sería como una bomba nuclear apunto de explotar, no sabría expresarme.

Además, los profesores de Alquería son como amigos, compañeros. Te ayudan en todos tus problemas, sean de clase o no, a ellos son a los que busco cuando tengo algún problema.

Por eso, los niños que no van al colegio, son niños desafortunados, pero no solo porque no puedan aprender, sino también por todo lo que he explicado, no tener muchos amigos, no poder disfrutar, etc.

En teoría, a ningún niño le gusta el colegio, pero si lo miras en el fondo, el colegio es el sitio más chulo del mundo, un lugar lleno de fantasía, diversión y cosas nuevas.

En resumen, un día en Alquería, el colegio más chachi del mundo, es superchulo y te lo pasas genial, ya que allí hacemos cosas divertidas. Aunque si  os digo la vedad, a pesar de que sea el mejor colegio del mundo, muchas veces estoy deseando salir por fin al recreo para que me de el aire un poco en el cuerpo, después de dos horas sentado en una silla.

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Gonzalo

11 años

6º EPO