La casa abandonada. Capítulo 3

Jack se encontró en una habitación, no sabía cómo había llegado. Jack estaba atado de pies y manos, sentado en una silla. La habitación era como una pequeña casa de campo, esa habitación no tenía nada, salvo las paredes, el suelo y una puerta bastante grande, pero esta estaba cerrada con llave.

Se intentó liberar de todas las formas posibles, pero su esfuerzo fue en vano. En vez de conseguir liberarse, se puso más agobiado. De repente la puerta se abrió y pudo ver perfectamente la figura del perseguidor sin capucha. Tenía el pelo corto echado a la izquierda, los ojos azules, los dientes los tenía un poco mas sucios, desde el último encuentro, se había cambiado de vestimenta, ahora tenía una cazadora negra y unos pantalones rojos, nuevos. Jack intentó liberarse otra vez y consiguió quitarse la cuerda de la mano izquierda. El perseguidor no se había dado cuenta e iba andando hacia Jack. Cuando el perseguidor se acercó lo suficiente hacia Jack, Jack con su mano libre le golpeó en la cabeza, haciendo que este retrocediera , y Jack tuvo tiempo para liberarse de pies y manos, y dar una serie de golpes: primero le dio en la cabeza, luego en el cuerpo y el último golpe fue por la barbilla, un gancho. El perseguidor cayó desmayado.

Jack se fue por la puerta anteriormente cerrada que el perseguidor abrió hasta 4 minutos antes. Jack iba corriendo por un pasillo bastante estrecho con cuadros de gente tachada con una X, Jack pensó que esa gente había muerto a manos de ese, ese malhechor. Tras unos minutos corriendo, una gran caja lo bastante grande para capturarlo pasó a escasos centímetros, Jack pensó que el perseguidor le estaba intentando capturar.

Tras otros minutos Jack estuvo muy, muy atento, por si el perseguidor no se había rendido, y lo intentaba capturar otra vez, pero para sorpresa de Jack, no le intentó capturar. Lo que más alivió a Jack fue una entrada de luz, saliendo por una puerta. Fue corriendo hacia la entrada de luz, pero de repente una ingeniosa trampa del perseguidor se activó, eran una cuerdas atadas al gatillo de varias escopetas. Pero por sorpresa de Jack las escopetas no le tocaron, pero una escopeta le rozó haciendo que la ropa se rompiese. Pero no le importó porque estaba fuera de la casa del perseguidor. Al salir se encontró con un inmenso campo.

Continuará…

La casa abandonada. Capítulo 2

Jack estaba con el corazón en la boca. No podía respirar. Pero cuando el perseguidor se fue, Jack se puso más tranquilo, y pudo respirar mejor. El perseguidor dejó como una especie de granada. Jack se asustó, se levantó, haciendo que la cama se pusiera de lado, tapándose así de la granada, tal vez no lo mataría. Después de la explosión no ocurrió nada más, salvo que Jack se desmayó por un segundo. Cuando Jack se tranquilizó, puso bien la cama, y con un miedo tremendo se fue a analizar la casa. Quien sabe lo que le esperará.

Subió unas escaleras viejas, incluso en un escalón casi se cae. Llegó al  extremo de las escaleras, solamente vio cuatro puertas, una enfrente de otra. Pensó, seguramente, que una puerta sería del baño, pero su pensamiento era erróneo, ninguna de las puertas era un baño. Entró por la puerta más cercana a él. La de la izquierda.

En esa habitación no había, ninguna cama, pero si había escasos muebles, y un ordenador. Jack entró, pero de repente se cerró la puerta y la luz se encendió. Al encenderse la luz, vio la imagen del perseguidor. Tenía una capucha, no se le apreciaba tanto la cara, tenía los dientes muy negros, unos pantalones arañados y rotos, y no tenía zapatillas. De repente sacó un barrote de la nada, y con un movimiento muy ágil le golpeó en la frente, haciendo que Jack se desmayara…

CONTINUARÁ…

Por Jose

Cuando Hitler robó el conejo rosa

  • Editorial: Alfaguara juvenil
  • Autores: Kerr, Judith
  • Género: Novela
  • Colección: Serie Azul. A partir de 12 años
  • Tema: No violencia
  • Relación: Geografía e Historia
  • ISBN: 978-84-204-6440-4
  • Número de páginas: 272
La tertulia literaria para sexto de EPO en el mes de enero: «Cuando Hitler robó el conejo rosa», se realizará el 24 de Enero.

El papá de Anna es un periodista de origen judío muy importante, así que cuando ven en peligro su futuro por un Hitler que cada vez gana más simpatizantes en la calle, marcha a Suiza para buscar cobijo y traer a su familia. Son una familia pudiente, tienen criados, no les falta de nada, viven en un gran sitio y una gran casa… hasta que se convierten en exiliados. Anna, que todavía es una niñita, cuenta la odisea familiar bajo el prisma de sus ojos: lo que para ella es una aventura, los cambios que tanto preocupan a papá y tanto agotan a mamá, su propio y querido hermano Max, el cambio de idioma, de amigos, de escuela…

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La casa abandonada. Capítulo 1

En un día con niebla, un coche aparcó en un aparcamiento lejos de una casa abandonada. El hombre, llamado Jack,  salió de su coche y se perdió entre la espesa niebla.

Jack notó que alguien le estaba espiando, pero lo subestimó. Al andar unos 20 metros, un cuchillo lanzado desde muy lejos, le cortó parte del cabello. El hombre asustado se dio la vuelta y salió corriendo. De repente encontró la casa abandonada. Llamó a la puerta, pero nadie le abría. Cada vez notaba que alguien se le estaba acercando más y más. El hombre asustado le dio una patada a la puerta. Esta cedió.

Entró en la casa corriendo y cerró la puerta. Se escondió debajo de una cama. La casa era muy pequeña, tenía telas de araña, una lámpara gótica.

Lo más tenebroso es que tenía una máscara de un payaso.

El corazón de Jack se relajó, pero no duró mucho tiempo, porque el perseguidor, de una patada, tiró la puerta abajo. Jack vio los zapatos del perseguidor, andando por el suelo, sus zapatos eran puntiagudos, usados, y viejos, pero lo peor de todo es que estaban manchados de sangre inocente. Los zapatos del perseguidor se pararon al notar una respiración entrecortada. Al pararse el individuo, Jack supo que el perseguidor había notado su presencia. Pero esa idea no le duró mucho, porque de repente el perseguidor se fue, pero…

Realizado por Jose

El comedor y los comidos

Es un título con mucho en lo que pensar, ¿quién es el comedor? y ¿quién es el comido?

Nosotros somos los comidos, y la crisis y los políticos son los comedores.

Según mi hipótesis, la crisis viene de los comedores, como por ejemplo:

Los grandes almacenes: estos se comen a la pequeñas tiendas, empresas…

Las pequeñas tiendas, como su nombre indica, tienen un espacio reducido, mientras que los grandes almacenes cuadruplican su tamaño y esto hace que sean más llamativos produciendo la quiebra de las tiendecillas haciendo que otras muchas personas se queden en paro y he aquí mi GRAN HIPÓTESIS.

Por Agustín