A Nueva York llega una carta dirigida al presidente de los Estados Unidos.
En la carta se puede leer:
«Buenos días, Estados Unidos. La Unión Soviética, es decir, Rusia y Corea del Norte son unos de los países con mayor ejército del mundo. Nuestros ingenieros han desarrollado la mayor arma nuclear que se haya visto hasta ahora y si intentan frustrar nuestros planes podrían morir millones de personal con solo apretar un botón. Y en menos de un segundo, ¡adiós…! al mundo que conocéis».
¡¡VIVA RUSIA!!
¡¡VIVA COREA DEL NORTE!!
– Señor presidente, ¿qué debemos hacer?- preguntó el secretario.
– LLamen al V.S.A- gritó.
– ¿Qué quería señor presidente?- dijo John.
John es el más especial agente de la V.S.A. Es una persona encantadora y que piensa que su trabajo es lo primero. Su cara es alargada y morena, pelo negro y largo para un hombre. Sus ojos son azules como el mar en un día soleado. Siempre para hablar tiene una sonrisa de unos dientes más blancos que la nieve.
– Nos ha llegado una carta amenazando con una guerra nuclear global- le respondió el presidente.
– ¿De dónde viene?- volvió a preguntar John.
– De Corea del Norte y Rusia- afirmó el presidente.
– ¿Se han aliado? ¿Cómo puede ser eso?- preguntó en un tono preocupado.
– Mejor léala usted mismo- intervino el presidente.
– ¿Esto es una broma?- preguntó con mucha preocupación.
Érase una vez, un pequeño niño de un humilde pueblo, de cuyo nombre no recuerdo, que le gustaba mucho la Navidad. Deseaba en cada momento que llegara Papa Noel para recibir los mejores regalos que podía tener durante todo el año.
Sus compañeros escribían las cartas una o dos semanas antes de navidad, pero este niño llamado Lucas, escribía las cartas con dos o tres meses de antelación. ¡Increíble!
En el mes de octubre, Lucas ya tenía la carta preparada para Navidad y esperaba a Papa Noel con mucho entusiasmo y no había hecho más que guardar el bañador para el año próximo.
Su carta decía algo así:
“Querido Papa Noel.
Te escribo con mucho adelanto para que esta carta sea recibida de las primeras. Siempre me he portado lo mejor que he podido dentro de mis posibilidades, y el motivo de esta carta no es otro que pedirte mis deseos de navidad.
Quiero:
Un scalectrix con un coche rojo y otro verde.
Una Play Station 3.
Un Iphone 4s.
Un Ipad.
Un portátil de 17 pulgadas.
Una Xbox ya que pronto me aburriré de la Play nueva.
Una televisión de plasma de 52 pulgadas HD, para poder jugar con mis consolas.
Un DVD Blue-Ray para ver las mejores películas.
Eso es todo lo que quiero, se que puedes traerlo porque eres genial”.
El 25 de diciembre, Lucas se había levantado en la madrugada para ver y abrir todos sus esperados regalos. Para sorpresa de Lucas, ¡el Belén estaba vacío!
Era navidad, Papá Noel estaba trabajando en su fábrica del polo norte con sus enanitos como ayudantes. Estos eran pequeños e iban con traje verde y se encargaban de envolver los regalos, aquellos seleccionados por Papa Noel para los niños que se habían portado bien.
Entre este grupo de enanitos, había uno llamado Spenser que no le gustaba la navidad, estaba en contra de los regalos porque no entendía el por qué de ellos en una fiesta como esta.
NOTA: Se entiende que en esta fecha se entregan los regalos por Papa Noel, que recompensa a los niños que se hayan portado bien durante todo el año.
CAPÍTULO 2:
Spencer, un día decidió traicionar a Papa Noel, robándole todos sus regalos para que así, Papa Noel no pudiera hacer entrega de los mismos.
Cuando Papa Noel descubrió que los regalos no estaban en su despacho, se asustó mucho porque pensó que el fin de la Navidad estaba cerca, debido a que los niños no creerían en él, ya que no había regalos.
CAPÍTULO 3:
Papa Noel, descubrió a Spencer y su escondite donde había guardado todos los regalos que había robado. Spencer fue expulsado inmediatamente de la fábrica de Papa Noel y la Navidad llegó a ser como antes.
Todo volvió a la normalidad y Papa Noel pudo entregar los regalos a tiempo.
Hoy domingo me he levantado sabiendo que iba a ser un día lluvioso, lluviosísimo, por lo cual me he despertado con una sonrisa en la cara, porque para mí un día lluvioso no es un día peor ni mejor que un día soleado, ya que las setas que tanto me gustan ¿podrían existir sin lluvia?
Y además, ¿os imagináis el planeta como sería si no hubiera agua? Todo sería una gran explanada árida sin un árbol ni ningún otro ser vivo.
Por otro lado, ¿os imagináis el planeta si siempre estuviera lloviendo? El mundo sería una gran masa de agua solo con criaturas acuáticas. ¿Creéis qué nos adaptaríamos?
Sinceramente, yo pienso que no. La especie humana se extinguiría y el mundo volvería a pasar a la normalidad, porque solo podría suceder que todos los días estuviera lloviendo. Sería culpa del cambio climático, pero dentro de unos millones de años la especie humana resurgiría y volvería a destrozar el planeta como estamos haciendo.
¿Aprenderemos alguna vez?
Es preciso que cada estación cumpla los pronósticos que corresponden, ya que la naturaleza se vuelve loca. Es precisa la armonía.
Porque la única fuente de la vida que se conoce es el agua.
Hace poco tiempo en la foresta de un bosque volvió a llover y digo volver, porque hacía ya diez días que llovía sin parar. Los elfos estaban desesperados porque no había comida, no podían salir a cazar ni recolectar bayas, ni hongos y además, estaba siendo asolado el poblado por una ola de peste negra.
Muchos elfos estaban muriendo y se percibía un hedor a cuerpos, solo había una criatura posible para detener la furia de los cielos, el dragón oscuro de los vientos, podía escupir fuego al cielo y evaporar el agua.
El dragón tenía una larga cadena de espinas que le cubría la parte superior del torso. Por supuesto, era negro como las escamas que le cubrían el cuerpo. De hecho solo tenía blancos los afilados colmillos y el globo ocular y sus largas y negras alas eran muy similares a las de un murciélago.
¿Pero quién iba a llamarlo? Tenía que subir las escarpadas montañas, con la que estaba cayendo. Se reunió un consejo para elegir a alguien que se presentara a realizar la proeza.
-Yo- dijo una serena voz.
– ¿Quién ha dicho eso?- preguntó Sarahac, el jefe del consejo.
– Soy Armiser un simple campesino de la zona sur y además si no lo consigo, no perderéis ningún camarada- dijo el esbelto joven.
– No hijo- dijo la escandalosa voz de su madre y su padre al unísono.
– Tengo que hacerlo es mi deber en la vida- contestó con voz tranquilizadora Armiser.
Partió a la mañana siguiente cuando descubrió que había cesado un poco de llover y echó a correr.
Pegándose mucho a los robustos troncos de los robles para que el espeso follaje tapara las gotas que se precipitaban del cielo con gran furia, una gota en el ojo podría cegarle. Anduvo entre arbustos y florecillas que de las lluvias habían nacido.
Ando tanto que tuvo que parar a descansar en una roca que tenía un agujero, se acurrucó y se durmió. Al cabo de dos horas se despertó y tocó la roca y como era un elfo quería transmitirle su agradecimiento, pero la verdad era que no era lo que parecía, era una criatura de color anaranjado y la cara con aspecto de tigre pero de unas dimensiones asombrosas.
La criatura echó a correr tras Asmiser, pero parecía que los árboles querían salvar a el elfo porque le iban haciendo un pasillo que se cerraba tras él. Armiser no miró hacia delante, siempre miraba hacia detrás hasta que chocó contra una roca gigante. Era la entrada a la casa del dragón.
Armiser entró sigilosamente y le dijo al dragón:
– Hola amigo del bosque, tienes que ayudarme a salvar a mi pueblo.
– Lo haré, pero tú irás a mis lomos, – dijo la estrepitosa y grotesca voz del dragón.
Se pusieron en marcha. El dragón batió sus alas con fuerza y se alzó al viento, subió y subió hasta que lanzó una fuerte llamarada rompiendo las nubes y salvando al bosque. Pero cuando se dio cuenta de que Armiser no estaba, había caído y la había atravesado una rama.
Pero el bosque siempre lo recordó como el mayor héroe de todos los tiempos.