El Viernes, me levanté a la hora habitual (7:30), me vestÃ, desayuné, y fui con mi madre a la parada de autobús. Por el camino me fijé en que todavÃa el cielo permanecÃa oscuro, las estrellas aún se alzaban en el firmamento, y las farolas seguÃan encendidas, alumbrando la calle… entonces me di cuenta: ¡todavÃa era de noche! Asà que le pregunté a mi madre:
-¿Estás segura de que hemos salido a la hora adecuada?- Ella asintió. Después de pensar un segundo me acordé de que era Otoño, y de que  de ahora en adelante muchas mañanas serÃan asÃ.
La gracia del asunto es que en ese dÃa, después de mucho llover, no vi el sol hasta media tarde, cuando mi madre y yo paseábamos por Puerta Real, y allà pudimos ver la luz del sol iluminando la plaza junto con un esplendoroso arco-iris, que la bañaba con una belleza deliciosa.
¡¡El Viernes 19 de Octubre amaneció a media tarde!!
Por Javier S.