INGREDIENTES
– 2 kg. de cabezas de personas muy cabezonas.
– Una ventana de helicóptero.
– 2 guantes de portero.
– 15 lenguas muy habladoras.
– 2 pares de guindillas.
– 4 peces.
– 20 L. de agua.
– Tomate frito «Forlando».
– 400 gr. de billetes de avión.
– Leche que caduque cada poco tiempo.
UTENSILIOS
– Una batidora potente.
– Un bol.
– Una sartén.
– Unas gafas protectoras de ojos para evitar posibles salpicaduras.
RECOMENDACIÓN
¡Atención! tenga la sartén a mano en todo momento.
PREPARACIÓN
Coger el bol y llenarlo de tomate frito «Forlando». Coja la ventanilla de helicóptero intacta (así conseguirá el gusto por este transporte) y añádala al bol, pero cuidado, porque con un solo rasguño en el material transparente, sería un desastre.
Poner las 15 lenguas habladoras en el bol (para que hable mucho). Con la batidora de marca «Philins» (¡atención! la batidora no puede ser de otra marca, como «Bolay» o «Siemán»), batir todo lo vertido en el bol durante 8 segundos, pero ¡cuidado! coja la sartén porque en unos segundos un hablador silvestre saldrá del bol, golpéele con la sartén para dejarle inconsciente, después termine la mezcla.
Poner los guantes de portero al susodicho (queremos que sea buen portero) y las dos guindillas en el bol (para que no tenga mucha paciencia). Vertir 10L. de agua en el bol y la leche.
Triturar las cabezas tan cabezonas (evidentemente para que sea muy cabezón) y echar la sangre obtenida en el bol.
Para que los peces no mueran, ponerlos en el bol junto al agua. Echar la mezcla en la boca de la persona inconsciente. Todo esto se convertirá en un Agustín, si no sucede nada, repita el proceso hasta que funcione.
Agustín.
Taller de escritura «autorreceta».