Esas sensaciones que sientes al penetrar en la túpida foresta de un bosque, no son como tú piensas, producto de la imaginación, sino curiosos duendes o enanos. Si tienes suerte de que no te pille un pixies, criaturas caníbales que se alimentan de carne humana, o todo lo que se encuentren, menos plantas.
Comenzaré hablando de los primeros, los duentes. Criatruas muy pequeñas con la capacidad de andar por cualquier terreno, además, corren mucho.
Al igual que los elfos tienen unas puntiagudas orejas. Son solitarios, la mayoría de ellos viven en preciosas casitas, situadas en lo más alto de los árboles.
Tienen un gran parecido con los humanos, pero son mucho más pequeños y visten con hojas dobladas con mucha precisión.
El momento en el que puedes ver a uno, es en invierno cuando sus hogares quedan al descubierto y sus vistosas hojas del otoño se diferencian con claridad.
Por otro lado los enanos tienen una gran sociedad en el bosque y son las criaturas más parecidas a nosotros, que podemos encontrar, excepto por el tamaño.
Estas criaturas siempre están preparadas para el combate. Algunas tienen fuertes armas letales, como hachas forjadas en bronce celestial o indestructibles espadas, que la naturaleza les proporciona.
Ellos están vestidos con trozos de tela que encuentran de un ataque de las prixies, seres de los que otro día hablaré. En su juventud ya empiezan a desarrollar su calva, por no hablar de su enrredadiza y larga barba.
Estas rechonchas y pequeñas criaturas pueden haceros pensar que no os van a hacer nada, pero si os encontráis alguno de ellos, solo os puedo decir una palabra: «suerte».
ANDRÉS.