Pues bueno, para mí un día en el cole es aburrido y divertido a la vez.
Yo soy Landy, soy una conejita. En mi país, Indimar, solo hay un cole porque hay muy pocos conejitos. Yo tengo una mamá que se llama Coli y un papá que se llama Lovi. Tengo una casita muy pequeña pero acogedora. Mi cole se llama Pitulandia y yo estoy en 4º. Tengo una mejor amiga que se llama Cati y vive al lado de mi casa.
Para mí un día en el cole puede ser aburrido mientras tengamos clase de indimáticas, indilengua, indicono o indinglés. Solo hay que hacer fichas y ejercicios de libros, pero una amiga de otro país me ha contado que también podríamos aprender muy bien con juegos educativos, y la verdad es que tiene razón. (Bueno en el recreo si me divierto)
También puede ser un día divertido si ese día se celebra una fiesta o si en las actividades que antes he nombrado, hacemos alguna tarea divertida como dibujar o hacer algún juego. Pero por desgracia, este tipo de cosas no suelen pasar.
A veces un día de cole también puede ser cansado, porque yo para ir al cole me tengo que despertar muy pronto; además a lo mejor ese día hacemos mucho ejercicio físico y estás todo el día bostezando.
Un día tuve una idea: le dije a la directora del cole, doña Catalina, que si en las clases podían hacer menos fichas y más juegos educativos; y a doña Catalina le pareció una muy buena idea. A partir de este día Landy va al cole muy contenta.
Doña Catalina, al igual que todos, era una conejita, bajita y regordeta. (Siempre tenía algo de comer en los cajones de la mesa de su despacho) Tenía unas orejas muy largas, y siempre las llevaba con un lazo… su pelo es de color gris clarito y es bastante largo, tiene unas patitas muy pequeñas. Aparenta 38 años pero tiene 45.
Doña Catalina reunió a todos los profesores y les comunicó el nuevo método de enseñar a los niños y les pareció bastante bien. Además, de esta forma los niños le ponían más interés a las clases y aprendían más.
Y de esta forma, para mí un día en el cole es divertido, aunque puede que algún día sea cansado, ¡espero que no! Y desde este día siempre me levanto alegre y con ganas de ir al cole.
Lucía Lozano Vargas
la verdad es que me ha encantado el texto.