Son varias las anécdotas que van sucediendo en estos dÃas, es difÃcil transmitiros lo curioso que es, pero para nosotros escuchar durante varios ratos las mismas preguntas cuando un momento antes se les ha explicado, resulta muy gracioso. Ahà van algunas de ellas:
– Recién salidos del albergue y desayunados, sobre las 10 de la mañana, comenzamos la ruta por Córdoba. Media hora después: «a qué hora comemos».
Imaginad esta pregunta veinte veces en diez minutos y recién comidos.
– Después de un tentempié a las 7 de la tarde:
Niño: «¿A dónde vamos?»
Adulto: «Al albergue».
Niño: «¡Bien, es el mejor momento del dÃa porque vamos a comer!»
– Las doce y media de la noche, los dejamos en la cama para descansar la última noche. En 5 minutos volvemos para comprobar que están descansando. Al abrir una de las habitaciones, cual es nuestra sorpresa al ver a un niño abrazado a su maleta en el suelo. Se le pregunta: ¿qué te pasa?. A lo que responde: «me he quedado dormido cerrando la maleta» En la mano llevaba 15 euros.
Aclaración: un ratito antes, se les dijo que a la mañana siguiente, después del desayuno, las maletas irÃan al autobús, por lo que debÃan llevar todo lo necesario en la mochila pequeña.Â
– Visitando el Alcázar de los Reyes Cristianos, nos detenemos en una de las albercas llena de enormes carpas. Pregunta:
Niño completamente convencido: ¿Nos podemos bañar?
Adulto: ¿Te has traÃdo el bañador?
POSDATA: ¡Tenemos hambre!
SEGUNDA POSDATA: Hay gran cantidad de comida y variedad.
TERCERA POSDATA: Estos niños no caminan, arrastran los pies.