Perro, Panda y Conejo van a Japón a las olimpiadas de Tokio.
Viajaban gratis, ya que iban a las olimpiadas, pero como no, Perro la había liado. La fecha de las olimpiadas era el 23 de marzo y ellos irían del 12 al 22.
Estaban en el recibidor, allí tranquilos, cuando llega el botones y dice:
– ¿A qué nombre está la reserva? -la voz sonó con un tono muy grave.
A lo que Perro contestó: -a nombre de Perro, Panda y Conejo-.
-Perro, Panda y Conejo- aquí están, – son 120€ del 15 al 22 de marzo- respondió el botones.
A Perro casi le da un infarto al oír esas palabras. Pensó en cómo le iba a decir a Conejo el error de las fechas.
A todo esto, Conejo y Panda estaban viendo el fútbol. El botones, le estaba contando a Perro que no tenían habitaciones para otras fechas.
(En el próximo episodio Perro contará a sus amigos la catástrofe de las fechas)
El botones le dio la tarjeta para la habitación 1567, planta 23 diciendo: – ¡recuérdelo eh señor!, -siiiii si- dijo Perro- vale.
– ¡Venga chicos! -dijo de nuevo con desesperación.
Subieron muy rápido, llegaron a su habitación que por cierto estaba frente al ascensor. Cuando se acomodaron conejo dijo que tenía una cosa que contarles: pues bueno…, la reserva es hasta el día 22 de marzo a las 12.30.-
– ¡Qué! – gritaron Panda y Conejo.
A perro se le bajó el corazón a los pies, conejo en vez de hacer el aspavientos con los brazos lo hacía con las orejas y gritó:
– ¡Panda…! ¡Sujétame que …!, en ese momento Panda lo sujetó y le dijo:
– ¡Perro coge una botella de agua y se la echas a Conejo en la cabeza! –
Perro en vez de coger una botella de agua cogió una Coca-Cola.
Estarás pensando que al menos era refrescante ¿verdad?, pero cuando llegó a conejo no tanto, ya que a Perro se le había caído la Coca-Cola 34 veces y cuando la abrió explotó en toda su cara y Perro cayó al suelo.
Cuando Perro despertó estaba en la cama del hotel.
-Te habías desmayado- dijo Panda.
– ¿Qué me había desmayado? – respondió Perro.
Continuara…
Conejo estaba por fin calmado y dijo:
– ¿Qué ha pasado Perro? – preguntó Panda.
-Todo empezó hace diez días cuando estaba viendo el telediario del medio día. Se cortó la corriente, cuando volvió el telediario no estaba y había otro programa llamado “cuenta atrás para las olimpiadas”. Estaban hablando con los candidatos y decían que Conejo era único candidato que faltaba. Entonces pensé que si no iba no pasaría nada, pero el presentador se apresuró a decir que si no iba tendría que pagar una multa de 30.000€- ¡Madre mía! – cogí el móvil, puse Trivago, busqué Japón y cogí el primer hotel que salió. De tan preocupado que estaba puse hasta el día 22-respondió Perro.
-No pasa nada-dijo Conejo. – ya encontraremos donde dormir-.
-Claro que sí-dijo Panda.
-Lo ves Perro, no es para tanto, dijo Conejo.
Todos juntos empezaron a buscar alternativas…continuara…
Después de mucho rato buscando alternativas Perro, Panda y Conejo estaban cansados y con los ojos rojos.
Conejo dijo a Perro: -No hay manera, los únicos hoteles o alojamientos que hay son los que valen muchísimo dinero. Más o menos lo que podrías tardar un año en conseguir, de hecho, hasta la casa con peores críticas está alquilada-.
– ¿Y ahora dónde dormimos? – preguntó conejo.
-No tengo ni la más remota idea- respondió Perro.
Mientras todo esto estaba pasando Panda estaba echándose una siesta hasta que se cayó inesperadamente. Cuando despertó lo primero que dijo fue: – ¡Ay… qué dolor! –
Nadie lo escuchó. Cuando se dio cuenta vio un paquete debajo de la cama y dijo: – Chicos, hay un paquete.
– ¿un paquete? – Dijeron Perro y Conejo.
-Sí, una caja, – ¿la sacamos? – dijo Perro.
-Hay dos opciones, una es sacarla y si hay algo que pueda perjudicar nuestras vidas la habremos pifiado. Y la segunda es no sacarla y estar integrados toda la vida…- respondió conejo.
En ese momento y antes de que pudiera terminar de hablar, Perro y Panda ya estaban con el cúter cortando el fixo.
– ¿Cómo lo hacéis tan rápido? –dijo Conejo.
-Calla, queremos saber que hay en el paquete respondieron los otros.
Cuando lo abrieron había una estupenda tienda de campaña y tres sacos de dormir muy cómodos.
Conejo salió al balcón y dijo:
– ¡Gracias Universo, gracias! –
Su alegría duró poco porque por allí paso una paloma y se hizo caca en su cabeza. Perro y Panda se rieron mucho, tanto que contagiaron la risa al pobre Conejo.
Continuará
Autor: Oliver H.
¡Bravo Oliver!
Deseando saber qué pasará con Perro, Panda y Conejo… ¿Podrán participar en las Olimpiadas? ¿Dónde dormirán?
¡Qué intriga!
Así, intrigados, nos hemos quedado todos los que hemos leído su historia.
Esta, la de escribir en el blog su propia historia, no es más que otra estupenda actividad para motivar a la escritura.
Gracias por ser fiel seguidor y por tus comentarios, se agradece el feedback.
Un abrazo