Buenas tardes,
En esta entrada me gustarÃa tratar un tema que dada su extensión, no pude abordar en la reunión de grupo  del lunes pasado. Este tema es: el uso de las pantallas en la edad infantil y su relación directa con la red atencional de nuestro cerebro.
Todos sabemos que la atención es una habilidad bastante compleja, asà como que existen muchos tipos distintos de atención. Sin entrar en el terreno puramente cientÃfico, ni centrarnos en autores/as concretos,  podrÃamos dividir de una forma básica la atención entre atención automática y atención ejecutiva.
La primera de ellas es la que se activa, como su propio nombre indica, de forma automática ante cualquier hecho o acontecimiento que sucede a nuestro alrededor. Pongamos como ejemplo escuchar nuestro nombre, un ruido, etc. En cambio la segunda, depende más de procesos internos controlados, mediante los cuales se selecciona información relevante para ser utilizada.
Desde hace varias décadas la neurociencia cuenta con aparatologÃa especÃfica que nos aporta datos reales de cómo es el funcionamiento de nuestro cerebro y qué parte o partes se activan mientras estamos realizando determinadas actividades.
Son muchos los estudios que aportan datos relevantes al respecto de la importancia de entrenar nuestro cerebro, para conseguir una mayor neuroplasticidad y por tanto mayor número de conexiones neuronales. Asà como también que la atención es la base o el sistema de regulación del comportamiento.
Pues bien, como os informé en la reunión, este curso hemos iniciado la práctica de Mindfulness como herramienta para el entrenamiento de la atención (en este caso focalizada) y también las actividades especÃficas de funciones ejecutivas (control inhibitorio, flexibilidad cognitiva y memoria de trabajo) para optimizar el desarrollo de nuestra corteza prefrontal.
Si nos pidieran que centremos nuestra atención, como adultos, en algún tema mientras a nuestro alrededor suceden acontecimientos mucho más atractivos, motivantes… necesitarÃamos realizar un verdadero esfuerzo para focalizarnos en ese tema en cuestión y no caer en los elementos distractores.  Se necesita un cierto nivel de calma para logradlo.  A mayor atención, mejor control de impulsos y por tanto mejor desarrollo emocional y social; también mayor rendimiento académico.
Pues bien, todo lo anteriormente explicitado alude a cómo entrenar nuestra atención, pero existen algunos elementos que lo que hacen es dificultar este proceso, como por ejemplo la exposición a las pantallas a edades muy tempranas. También es muy importante la selección del contenido y por supuesto «la velocidad» del contenido en cuestión. No quisiera poner ejemplos concretos, pero todos conocemos algunos dibujos animados que más que entretener lo que hacen es hiperactivar, debido a la gran velocidad de los cambios de escena, la música y el color vibrante que presentan. Aunque estén recomendados para público infantil debemos pensar que no solo podemos atender a recomendaciones educativas sino priorizar la salud neurológica de nuestros pequeños.
Os dejo como muestra (de los cientos que existen) un vÃdeo que explica con bastante claridad la repercusión que tienen las pantallas en el desarrollo cerebral.
Espero que esta entrada os haya invitado a reflexionar sobre este tema y la gran trascendencia que tiene tanto a nivel neurológico como educativo.
¡Seguimos remando juntos en esta aventura que es la educación!
Esther Justicia.