¡Por fin ha llegado el gran día! y hemos podido celebrar nuestra tradicional y entrañable fiesta de Otoño.
Sobra decir que la organización ha tenido que ser modificada sustancialmente para seguir cumpliendo de manera estricta el protocolo de salud instaurado este curso en el centro. No ha existido convivencia entre grupos, ni asistido un familiar a caracterizarse como Señor Otoño, ni tampoco os hemos podido invitar a compartir esa extraordinaria merienda, en la que degustábamos vuestras especialidades típicas de la estación.
Sin embargo, todo ello no ha impedido que la celebración se mantenga, aunque con carácter interno y ciñéndonos a algunas restricciones. Aún así, hemos pasado una jornada muy especial, cargada de ilusión.
Esta mañana nada más llegar, nos esperaba el Señor Otoño en el jardín y como cada año nos hemos podido hacer la foto de grupo trimestral.
Algunos lo han visto por primera vez, otros lo recordaban del curso pasado y algunillo ha dicho … ¡ si no se mueve!, ja, ja, ja.
Una vez en el aula hemos jugado un ratito, mientras gestionábamos algunas emociones que no sabían identificar muy bien. «Esther, pero ¿te vas a sentar a mi lado?» » No tengo miedo pero…» «Bueno, sí tengo miedo pero no del Señor Otoño, no sé de qué»… Hablamos de las sensaciones corporales que notamos cuando algo nos inquieta, de qué es la incertidumbre de como en ocasiones se mezclan sensaciones y emociones que no podemos controlar y también de lo importante que es verbalizarlo para poder acompañarles en el proceso. A través de las sensaciones corporales, como los cambios de temperatura, el dolor de estómago, la tensión muscular, la rigidez facial … , hemos ido desgranando como nos sentíamos cada uno y ya veréis como ha acabado el día ¡PARA ENMARCAR!
La verdad es que no estábamos muy seguros de que este año pudiese venir el Señor Otoño, la carta se la enviamos ayer e igual no le daba tiempo a llegar.
También existía alguna duda con eso de que alguien entrase al cole «¡si no entran ni las familias, Esther!», pero una vez más, la magia ha sido posible.
Nuestro profe Alberto ha sido el encargado de caracterizarse de este entrañable personaje, forma parte del profesorado especialista que está en contacto con nuestros grupos de convivencia en Infantil y además ha seguido un riguroso proceso de desinfección antes de la entrada en cada aula (que por cierto se ha colado a través del espejo en alguna foto, je). Han faltado los abrazos, agasajarlo con dulces y no creáis que no están pendientes de todo estos niños que… hasta las hojas secas que habíamos preparado para la lluvia otoñal y la silla en la que iba a sentarse ha pasado su inspección particular, «Esther, ¿la has desinfectado?», ja, ja, ja.
Durante la visita hemos tenido oportunidad de recitarle nuestras poesías, cantarle las canciones que sabíamos, preguntarle dónde vive, cómo cocina o porqué la Señora Otoño no ha podido venir. Cuando ha sacado del saco nuestras cartas no se lo podían creer, ¡le habían llegado!
Una vez lo hemos despedido y tras dejar la clase más limpia que «los chorros del oro», hemos continuado con nuestras rutinas habituales, disfrutando por la tarde de una sesión de danzas otoñales y una merienda súper especial: chocolate calentito, bizcocho y las galletas de coco que cocinamos ayer.
Ah y también hemos vuelto a recitar nuestras poesías para el resto de grupos del ciclo (nuevamente nuestros espacios exteriores y la climatología nos han permitido un espacio de convivencia con distancia suficiente de seguridad).
Os dejo un montaje para que disfrutéis de algunos momentos súper bonitos y podáis compartirlos en familia con vuestros hijos e hijas. Seguro que os cuentan mil y una anécdota más de las que os he podido transcribir por esta vía.
¡Buen fin de semana!,
Esther Justicia.