Queridas familias,
¡Qué rápido pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando os recibí por primera vez en la clase verde e intercambiamos nuestras impresiones sobre cómo esperábamos que fuese este curso escolar, que cierra etapa.
En estos tres meses vuestros peques y yo, por ende también vosotros, hemos tenido oportunidad de establecer un vínculo socio-emocional que nos ha proporcionado tranquilidad, confianza, empatía, seguridad y el acceso a multitud de experiencias de aprendizaje bidireccional.
Los niños y niñas del grupo verde han mostrado ganas por aprender, motivación ante las actividades planteadas y curiosidad por el conocimiento. Yo he ido aprendiendo cada día un poquito más, algo que no deja de fascinarme y sorprenderme, tras más de dos décadas siendo maestra.
En esta última semana del trimestre hemos llevado a cabo actividades muy variopintas, ya que algunas están en relación a la llegada de la nueva estación y el trabajo sobre la Navidad, estando otras sin embargo vinculadas con el cierre del último proyecto de trabajo llevado a cabo en el aula, «los alimentos».
PROYECTO «LOS ALIMENTOS»
El «etiquetado» de nuestro botes de aceitunas para llevarlos a casa, ha sido sencillo pero muy significativo. Este paso suponía otorgar cierre a un largo proceso de curación y aliño, en el que han puesto en pleno funcionamiento la demora de la recompensa. Un potente recurso que revierte en la constancia, tenacidad y enfrentamiento a la frustración de la no inmediatez.
Dado que el proyecto ha sido desarrollado de manera inter-etapas, con el grupo de 4º EPO, nos parecía significativo también realizar una actividad que diese cierre grupal al mismo. Mi compañero Juanjo y yo, como hemos hecho en otras ocasiones, consideramos que el disfrute conjunto de un «desayuno saludable» cubre todos los objetivos de una actividad de cierre, se relaciona con la temática del proyecto y proporciona un nivel de gozo acorde a la ocasión.
Dando ya este proyecto por cerrado, el alumnado de cuarto nos sorprendió ayer subiendo a nuestra clase y haciéndonos entrega de algunos membrillos para llevar a casa. Son membrillos de nuestro parque, que ellos mismos han recogido y han «limpiado» para nosotros. Nos explican que aunque pueden comerse, el objetivo es utilizarlos como ambientador en nuestros cajones/armarios, a la par que servir como ahuyentador de las polillas ¡cuántas cosas saben estos mayores!
También nosotros «nos estamos haciendo mayores», así que en el desayuno saludable aprovechamos para trasladar algunas de las cosas que habíamos aprendido, utilizando para ello los ingredientes del desayuno. Hablamos sobre el origen vegetal/animal, sobre materias primas/derivados, sobre qué parte de las plantas comemos (raíz, tallo, hojas, fruto…) y aprendimos sobre el origen mineral (esto lo dejo a vuestro hijos e hijas que quedaron un tanto sorprendidos al conocer que cuando tomamos sal «¡estamos comiendo piedras!» ja, ja, ja).
Nos enfrentamos también a una actividad de auto-evaluación, a través de la herramienta «semáforo de evaluación», que ha ido incluida en las carpetas de los trabajos. Con ella hemos aprendido a realizar un acercamiento a la metacognición, reflexionando sobre nuestro proceso de aprendizaje y otorgando una valoración a distintos aspectos del mismo. Las preguntas que aparecen formuladas, están relacionadas con las competencias clave que vienen marcadas por ley. Por supuesto, fueron explicadas y contextualizadas para que pudiesen acercarse al entendimiento que puede tenerse de ellas en estas edades.
LA NAVIDAD
Hemos llegado a unas fechas muy entrañables, en las que las reuniones culinarias forman parte de las tradiciones culturales/populares, que las envuelven de magia. Sentarse en familia a compartir un rico almuerzo/cena refuerza vínculos y relaciones. Nosotros en el entorno escolar somos como una pequeña o gran familia, según se mire. Así que trasladamos esa manera de festejar al colegio, como forma de acercamiento entre ambos ambientes.
Ayer tuvimos nuestro almuerzo especial de Navidad. Especial por varios motivos, las velas que adornan las mesas, la música navideña ambiental, algunas variaciones en el menú y sobre todo porque ponemos mucha intencionalidad en ello.
Cabe resaltar que el postre es muy significativo, ya que lo cocinan ellos mismos en el taller de cocina que hacemos el día anterior,
«Bolitas navideñas». Aunque la receta es bastante sencilla (galletas, leche condensada y virutas de colores) y es «algo dulce» para tomar a diario… ¡un día es un día! ja, ja, ja.
Hoy cerramos trimestre con el encuentro de villancicos que todo el colegio ha preparado en colaboración con el área de música. Cada clase prepara junto a la especialista y su tutor/a un villancico, que representa ante el resto de grupos. Ambas etapas lo hacemos en lugares distintos, que se adecúan a las edades y horarios tan distintos que llevamos en la jornada diaria.
Nosotros nos hemos reunido en el aula de usos múltiples ¡nos encanta vernos con los bebés! y por turnos hemos cantado nuestros villancicos. Terminamos entonando algunos más, con ayuda de «las profes» y comiendo unas galletitas saladas, como algo especial también.
Aquí os dejo nuestro «CAMPANA SOBRE CAMPANA», acompañado por los cascabeles caseros que han fabricado junto a Natalia.
La llegada del invierno, forma parte de la temática y ambientación de este día de significación especial, así que no ha podido faltar la gran lluvia de globos blancos y azules que la evocan.
El grupo verde (aunque no al completo) os desea…
¡FELIZ NAVIDAD!
Esther Justicia.