Estimadas familias, a continuación os voy a resumir algunas de las actividades que hemos realizado en esta estupenda salida a la granja escuela Parapanda. Es imposible relataros todo lo que allí ha sucedido y sobre todo las sensaciones, anécdotas y vivencias que, tanto Almudena como yo, hemos tenido el gusto de compartir con vuestros hijos e hijas. Ese es uno de los privilegios que tiene esta profesión y del cual disfruto cada día.
En fin, dejémonos de «ñoñerías» y vamos al grano. En el viaje de ida, algunos reconocen los nombres de los pueblos que habíamos trabajado en el plano de la excursión y les encanta ver cómo era realidad, eso que habíamos coloreado en un papel.
Al llegar allí nos reciben Asun, Paloma y Cristóbal, los monitores que nos van a acompañar a lo largo de nuestra estancia. Tienen ganas, ilusión y son muy buenos profesionales, ellos han hecho que nuestra visita sea muy agradable y productiva, ¡Gracias!
Tras tomar un tentempié de pan con aceite y fruta, mientras las profes ajustábamos los horarios de las diferentes actividades, y una vez que habíamos visto dónde íbamos a dormir (quisiera que pudiéseis haber visto sus caras), nos disponemos a realizar nuestra primera excursión: «Visita a la mina de S. Antonio».
Para llegar hasta allí debemos andar un buen rato por el campo e ir realizando unas pruebas, que nos han dejado en el camino y que nos indican la dirección a seguir, después subimos una montaña y por fin…
Sus caras al entrar en la mina y sus comentarios, increíbles. Les contaron la historia de que ahora la mina estaba habitada por gnomos y siempre que la visitan los niños, aparece el gnomo Fermín. No podemos verlo pero sí se comunica con nosotros a través de unos golpecitos en la gruta. Este momento mágico los marca para el resto del día. Para poder entrar todos, dividimos al grupo en tres, de modo que los que esperan aprenden cosas acerca de la flora y fauna presente en el lugar y los que van saliendo no pueden desvelar la sorpresa que les espera dentro. ¡Qué emocionante!
Una vez de vuelta en la granja, nos refrescamos un poquito y nos vamos hacia la zona del estanque, donde disfrutamos viendo pavos reales, avestruces, un caballo y algunos animales que viven en semi-libertad, como gallinas y una familia completa de patos.
Somos unos afortunados, en el estanque vive una tortuga a la que nadie suele ver y que sale a recibirnos.
¡A comer! Tras tanta actividad y desgaste físico, necesitamos reponer fuerzas con un delicioso menú, que todos comen con muchas ganas. Continuará….
Esther Justicia Justicia