El viernes tuvo lugar el culmen de nuestro proyecto del teatro, la representación. A lo largo de todas las sesiones que hemos dedicado a preparar esta especial actividad, tan significativa y de tantísimo valor educativo y pedagógico, han surgido muchísimas vicisitudes que hemos tenido que ir solventando con gran creatividad y flexibilidad cognitiva.
De ahí que más allá de haber trabajado toda la parte artístico-plástica, inherente a una obra teatral, hemos puesto en marcha otros mecanismos de aprendizaje que han conferido a nivel individual y grupal un gran entrenamiento, en cuanto a las funciones ejecutivas se refiere.
«Meterse en la piel de un personaje» les ha ofrecido la posibilidad de experimentar sensaciones como la vergüenza, la confianza, la sorpresa… sin necesidad de juzgarlas, al no estar viviéndolas en primera persona. También han podido descubrir algunas habilidades de sí mismos, que no conocían. Todo esto supone una sólida base para la conformación del autoconcepto, que no es más que la imagen que tienen de quienes son y que por supuesto está influenciada con lo que les proyectamos las personas que les rodeamos.
Dentro del área de la educación emocional hemos puesto en valor la empatía, ya que no han sido pocas las ocasiones en las que «se ha quedado la mente en blanco», han sentido vergüenza o se han equivocado en el discurso. El respeto generado entre unos y otros, así como la ayuda prestada, han sido dos valores muy presentes en todo el proceso y de los que nos sentimos particularmente orgullosas. El manejo o control de las distintas emociones también ha sido un aspecto relevante, así como el proceso de autorregulación (motriz y cognitiva).
En estas edades el desarrollo cerebral está en pleno apogeo y debemos ofrecer experiencias de aprendizaje globalizadas que permitan potenciar ciertas habilidades complejas e ir adquiriendo competencias relacionadas con las distintas áreas de desarrollo, sin necesidad de segmentar o parcelar. Una de las herramientas que ofrece todo esto es el teatro.
Ni que decir tiene también los múltiples beneficios que aporta la expresión corporal al conocimiento de nuestro esquema corporal, nuestra coordinación y la concesión de cierto valor al lenguaje no verbal, en nuestras exposiciones orales.
Con todo lo anteriormente expuesto pretendemos trasladar, al ambiente familiar, los múltiples aspectos que se trabajan mediante una representación teatral y como cierre os dejamos este pequeño texto de Jesús C. Guillén (todo un referente a nivel nacional en el área de la Neuroeducación).
Las funciones ejecutivas que se consideran como básicas son el control inhibitorio, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva, las cuales permiten desarrollar otras funciones complejas como el razonamiento, la resolución de problemas y la planificación. Aunque en las investigaciones se han utilizado los recursos digitales para evaluar su mejora (especialmente software lúdico), hay claros indicios de que el enfoque global (así funciona nuestro cerebro) que va más allá de lo cognitivo y tiene en cuenta las necesidades emocionales, sociales y físicas de los estudiantes constituye una estrategia poderosa para trabajar las funciones ejecutivas. ¿Y cómo se hace eso en la práctica? Pues, por ejemplo, a través de las artes (teatro, música, pintura, etc.), el deporte (en especial los de equipo y los que conllevan mayor reto cognitivo) o el juego (en la infancia, el simbólico, por ejemplo).
A modo de resumen y a grandes rasgos, podríamos decir que ponemos en marcha el control inhibitorio, en tanto en cuanto debemos abstenernos de intervenir cuando alguien se equivoca o no es nuestro turno, mantener una posición corporal adecuada o simplemente focalizar nuestra atención en lo que está ocurriendo en ese momento, evitando cualquier distracción que nos invite a actuar de manera impulsiva. De igual forma, estaríamos potenciando nuestra memoria de trabajo con la memorización del texto junto a las señales que dan paso a cada intervención o con la asociación de determinados gestos ligados a acciones a llevar a cabo. La flexibilización cognitiva, está ligada a la improvisación así como a la adaptación y resolución de todos los posibles incidentes que surjan.
Como veis, el teatro es una herramienta educativa con un valor potentísimo en cuanto a la puesta en práctica de las FFEE (funciones ejecutivas). Nuestro ejecutivo central debe poner en marcha la memoria de trabajo, no sólo para recordar el texto sino el momento en el que debemos intervenir, los movimientos a realizar, etc., la atención sostenida durante toda la obra, para ir siguiendo el guión y controlar qué frase toca en cada momento, el control inhibitorio que nos permite esperar nuestro turno de intervención sin interrumpir al resto de compañeros/as y por supuesto una gran dosis de flexibilización cognitiva, a la hora de buscar soluciones ante problemas imprevistos del tipo : hemos alterado el orden de una frase, me he distraído un momento y no sé por dónde seguir, se me cae el disfraz, falta un compañero que hacía algo y ahora lo hace otro…
Aunque pueda parecernos que el objetivo principal es la puesta en escena, la expresión oral… hay muchísimas más competencias que entran en juego en este tipo de actividad y que fomentan un entrenamiento súper eficaz de nuestras FFEE, imprescindibles para una buena toma de decisiones. Todo ha corrido a nuestro cargo y eso es precisamente lo que tiene más valor, que los peques se han implicado de forma creativa en todo el proceso.
Esperamos que esta argumentación os permita ver el resultado final, con una visión mucho más amplia y compleja, que la mera puesta en escena de la adaptación de un texto escrito.
NOTA: Nos metemos ya de lleno con el siguiente proyecto «Los alimentos». Hoy han jugado al restaurante y mañana probarán con los establecimientos de alimentación. La aportación de material de casa (juguetes, libros, menús, poesías, delantales, cajas registradoras, bandejas…) debe estar enfocada a ambas propuestas de juego (restaurante y mercado).
Como «deberes» os pedimos que visitéis un pequeño comercio de alimentación (panadería, frutería, carnicería…) y se hagan una foto con el vendedor o vendedora (en la que se vea el establecimiento) y le formulen preguntas acerca del origen de esos alimentos, de dónde provienen, cómo llegan hasta la tienda, etc. ¡A ver qué nos cuentan! Esperamos el material en clase.
¡Hasta la próxima entrada!
Natalia Molina y Esther Justicia.