Buenas tardes familias,
Lo prometido es deuda, así que aquí va la segunda parte de nuestra aventura granjera y por supuesto otro montaje audiovisual de cómo nos lo pasamos ese día.
Tras la toma de contacto realizada por la mañana y la estupenda excursión a la mina, volvemos a cargar pilas con un riquísimo almuerzo y una bandeja de fruta que devoramos en menos de cinco minutos.
Para hacer una buena digestión y coger algo de fuerzas para la tarde que nos esperaba, nos trasladamos hasta el taller de «manualidades» e hicimos unas simpáticas «ranitas atrapa-moscas» con material reciclado, aprovechando para tratar algunos temas relacionados con el cuidado del Medio Ambiente y la reutilización de materiales.
Azu (la monitora) nos invitó a visitar el teatro y allí nos contó una fantástica historia acerca del porqué en Parapanda había tantos enanito de piedra por todos lados. Preguntad a vuestros peques por el hada Margarita y el gnomo Fermín, que seguro os ponen al tanto de todo. Considerándonos unas estupendas y estupendos aventureros, nos propuso realizar un recorrido con pruebas para ver si podíamos encontrar al gnomo Fermín y vaya si lo encontramos, hasta iba acompañado por Blancanieves (salió del cuento tan sólo para visitarnos).
Una merienda de leche chocolateada con bocata, acompañados por Aila (la perra) volvió a recargar nuestra energía. Dispuestos a seguir viviendo aventuras nos fuimos hasta el estanque para convertirnos en verdaderos granjeros y granjeras. Ahora sí, pudimos echar de comer a todos los animales que habitaban esta zona (pavos, gallinas, pavos reales, codornices, perdices, patos, ocas, avestruz, caballo -Arabito-, burro -Reyes- y la burrita abuela de la granja -Petunia-). Conocimos curiosidades acerca de cómo fabrican las abejas la miel, qué se hace con la cera que queda en las colmenas… y hasta vimos un panal.
Un último taller antes de cenar, casi exhaustos ya, para poner en práctica el tema de la transformación de alimentos. Hicimos un riquísimo bizcocho sin gluten ni lactosa, aromatizado con zumo de naranja, para desayunar al día siguiente. Como pudisteis comprobar (os guardamos un trocito) estaba para chuparse los dedos.
La cena, la velada nocturna con juegos y un recorrido con linternas por las dependencias de la granja, a modo de gymkhana, pusieron el broche final a una intensa jornada.
Tras pasar por el baño para asearnos y lavar los dientes, llegamos al ansiado «desfile de pijamas». Las risas que nos echamos no os las puedo replicar, pero os aseguro que no podíamos parar de reír, entre el sueño de algunos y las gracias de otros… Un cuento de miedo-risa titulado «El vampiro del diente flojo» ayudó a que la mayoría durmiese plácidamente en tan sólo unos minutos.
¡Se me olvidaba! el cambio de ropa y control de las maletas controladísimo.
¡Prueba superada!
Aún nos queda otra jornada por narrar, pero se hará esperar un poquito más. En la entrada de mañana os contaré lo que hemos hecho a lo largo de esta semana en el cole, que también es muy interesante.
Continuará…
¡Os espero a todos/as en la fiesta el sábado!
Esther Justicia.
¡Que rico estaba el rosco y el bizcocho! Y que graciosos están haciendo el desfile de pijamas jajajajaja que divertido.
Lo han pasado genial, muchas gracias por todo!
Nada como las recetas caseras, ya sabéis… El desfile fue uno de los momentos más divertidos de todo el viaje.
Gracias a vosotros, por este feedback.
Un abrazo,
Esther.