Lo prometido es deuda, así que en esta entrada os dejo la representación teatral que vuestros peques hicieron el pasado viernes, con motivo de la celebración de la fiesta de otoño.
Como sabéis se trata de una adaptación del cuento de otoño «El árbol triste» y hemos estado preparándola varias semanas. Comenzamos con la lectura de la historia, para conocer de qué trataba, realizamos un casting para decidir entre todos la adjudicación de personajes, confeccionamos nuestros accesorios para el disfraz, elegimos el color de nuestra vestimenta (acorde al personaje), diseñamos el decorado (utilizando la representación gráfica y el collage, como técnicas plásticas) y sobre todo trabajamos en equipo para que la puesta en escena y el resultado final estuviesen a la altura de nuestro esfuerzo e ilusión.
A lo largo de todas las sesiones que hemos dedicado a preparar esta especial actividad, tan significativa y de tantísimo valor educativo y pedagógico, han surgido muchísimas vicisitudes que hemos tenido que ir solventando con gran creatividad y flexibilidad cognitiva. Como ejemplos podría citaros que la adjudicación de personajes no estaba compensada, ya que no fui yo quien la realicé y llegar a consenso para que fuese algo equitativo y equilibrado, no fue tarea fácil. Cada componente del grupo tenía claro su posicionamiento de modo que entender y asimilar que «las cosas no pueden ser siempre como nos gustarían» supone un gran trabajo de tolerancia frente a la frustración. Otro ejemplo podría ser, que en los ensayos (en la gran mayoría) no ha estado todo el grupo, así que de manera individual cada uno se ha tenido que hacer responsable de escenificar su personaje, previendo eventualidades para el día del estreno. Y así podría enumerar otras tantas, que con visión de adulto parecen carecer de importancia, pero que si las trasladamos a la madurez de niños y niñas de 4-5 años, podéis imaginar que es todo un mundo para ellos.
De ahí que más allá de haber trabajado toda la parte artístico-plástica, inherente a una obra teatral, hemos puesto en marcha otros mecanismos de aprendizaje que han conferido a nivel individual y grupal un gran bagaje en cuanto a las funciones ejecutivas se refiere.
«Meterse en la piel de un personaje» les ha ofrecido la posibilidad de experimentar sensaciones como la vergüenza, la confianza, la sorpresa… sin necesidad de juzgarlas, al no estar viviéndolas en primera persona. También han podido descubrir algunas habilidades de sí mismos, que no conocían. Todo esto supone una sólida base para la conformación del autoconcepto de sí mismos, que no es más que la imagen que tienen de quienes son y que por supuesto está influenciada con lo que les proyectamos las personas que les rodeamos.
Dentro del área de la educación emocional hemos puesto en valor la empatía, ya que no han sido pocas las ocasiones en las que «se ha quedado la mente en blanco», han sentido vergüenza o se han equivocado en el discurso. El respeto generado entre unos y otros, así como la ayuda prestada, han sido dos valores muy presentes en todo el proceso y de los que me siento particularmente orgullosa. El manejo o control de las distintas emociones también ha sido un aspecto relevante, así como el proceso de autorregulación (motriz y cognitiva).
En estas edades el desarrollo cerebral está en pleno apogeo y debemos ofrecer experiencias de aprendizaje globalizadas que permitan potenciar ciertas habilidades complejas e ir adquiriendo competencias relacionadas con las distintas áreas de desarrollo, sin necesidad de segmentar o parcelar. Una de las herramientas que ofrece todo esto es el teatro.
Ni que decir tiene también los múltiples beneficios que aporta la expresión corporal al conocimiento de nuestro esquema corporal, nuestra coordinación y la concesión de cierto valor al lenguaje no verbal, en nuestras exposiciones orales.
Con todo lo anteriormente expuesto pretendo trasladar, al ambiente familiar, los múltiples aspectos que se trabajan mediante una representación teatral y como cierre os dejo este pequeño texto de Jesús C. Guillén (todo un referente a nivel nacional en el área de la Neuroeducación).
Las funciones ejecutivas que se consideran como básicas son el control inhibitorio, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva, las cuales permiten desarrollar otras funciones complejas como el razonamiento, la resolución de problemas y la planificación. Aunque en las investigaciones se han utilizado los recursos digitales para evaluar su mejora (especialmente software lúdico), hay claros indicios de que el enfoque global (así funciona nuestro cerebro) que va más allá de lo cognitivo y tiene en cuenta las necesidades emocionales, sociales y físicas de los estudiantes constituye una estrategia poderosa para trabajar las funciones ejecutivas. ¿Y cómo se hace eso en la práctica? Pues, por ejemplo, a través de las artes (teatro, música, pintura, etc.), el deporte (en especial los de equipo y los que conllevan mayor reto cognitivo) o el juego (en la infancia, el simbólico, por ejemplo).
A modo de resumen y a grandes rasgos, podríamos decir que ponemos en marcha el control inhibitorio, en tanto en cuanto debemos abstenernos de intervenir cuando alguien se equivoca o no es nuestro turno, mantener una posición corporal adecuada o simplemente focalizar nuestra atención en lo que está ocurriendo en ese momento, evitando cualquier distracción que nos invite a actuar de manera impulsiva. De igual forma, estaríamos potenciando nuestra memoria de trabajo (nada que ver con la memoria a corto-medio plazo que hemos puesto en práctica por ejemplo con la poesía) con la memorización del texto junto a las señales que dan paso a cada intervención o con la asociación de determinados gestos ligados a acciones a llevar a cabo. La flexibilización cognitiva, está ligada a la improvisación así como a la adaptación y resolución de todos los posibles incidentes que surjan.
Espero que esta argumentación os permita ver el resultado final, con una visión mucho más amplia y compleja, que la mera puesta en escena de la adaptación de un texto escrito.
NOTA: El viernes realizaremos nuestra salida del primer trimestre, relacionada con el proyecto de trabajo «los alimentos». Durante esta semana estamos jugando al mercado, así que la aportación de material de casa debe estar enfocada a ello. Como «deberes» les he solicitado que visiten un pequeño comercio de alimentación (panadería, frutería, carnicería…) se hagan una foto con el vendedor o vendedora (en la que se vea el establecimiento) y le formulen preguntas acerca del origen de esos alimentos, de dónde provienen, cómo llegan hasta la tienda, etc. Podéis hacerme llegar las fotos a lo largo de esta semana, a través del email o durante el fin de semana. Luego las pondremos en común en asamblea y realizaremos un mural grupal.
¡Hasta la próxima entrada!
Esther Justicia.