Siguiendo con la propuesta de los medios de transporte, el martes decidieron realizar un curioso viaje en barco.
La propuesta aglutinó a todo el grupo, aunque en principio establecieron dos espacios y tramas distintas, que terminaron por unificarse.
Nacho y Máximo comenzaron con un pequeño paseo en lancha motora, en la que uno hacía de papá y conducía y el otro de hijo. El hijo se entretenía con unos juegos lógico-matemáticos (pentaminós) mientras duraba el paseo por la playa y así no «distraía» a su papá para conducir. Un reparto de roles totalmente autónomo y con un alto componente simbólico e imitativo que interrelaciona sus vivencias en otros ámbitos, para implementarlas en las distintas propuestas de juego-aprendizaje.
La recreación del espacio de juego y la elección de materiales para simular los distintos elementos (lancha, agua, volante -a modo de mando de timón- asiento delantero, asiento trasero..) trae consigo un «trabajo previo» de puesta en común de intereses, toma de decisiones, organización, planificación, etc. Si lo extrapolásemos a edades más avanzadas estaríamos ante una organización en toda regla de cualquier actividad a llevar a cabo (incluso en edades adultas y entornos laborales).
Conforme avanzaba el juego decidieron aumentar el tamaño de la lancha y cambiar roles. Un análisis DAFO a pequeña escala (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de mejora).
El otro grupo optó por una embarcación de recreo a gran escala. El barco estaba capitaneado por Nora y Claudia, que pusieron rumbo a distintos destinos: las islas Canarias, Australia y hasta Costa Rica. De igual modo que en el grupo anterior, prepararon su espacio e incluyeron hasta luces (los contenedores que cuelgan de las patas de las sillas) por si les cogía la noche en alta mar.
Mateo de la T. escogió ser el cocinero del barco, preparando todo lo que la familia a bordo necesitaba o demandaba.
La familia estaba compuesta por Lucía, que hacía las veces de madre y sus hijos (Daniel, Mateo A. y Emma), a los que iba cubriendo necesidades de manera ordenada. Mientras uno descansaba (con su mantita, peluche y linterna incluidos) los otros almorzaban con ayuda de su mamá.
La capitán del barco y su ayudante se encontraron con un pequeño «problema» y es que no sabían poner rumbo a su destino si no disponían de mapa que les guiase, así que apareció en escena un pequeño mapa mundi, en el que reconocieron España y Australia, y con el que acordamos viajar por el océano Atlántico, bordear África y entrar en el océano Índico, para llegar a Australia.
Una vez transcurridos unos 30 minutos aproximadamente de juego, ambas propuestas se unificaron, distribuyéndose algunos roles para incluir a todos los componentes del grupo.
Tras la asamblea de comunicación, dimos paso a la representación gráfica del juego. Dibujo que tiene como principal objetivo poner en práctica un acercamiento al proceso de metacognición, reflexionando sobre la experiencia vivida y todos los aprendizajes llevados a cabo. Hace las veces de «resumen» en etapas posteriores.
Aprovechamos para practicar de forma paralela el trabajo alfabético, mediante la inclusión del título de forma autónoma. Para ello primero acordamos qué debemos escribir y cuántas palabras componen la frase (ejercicio totalmente oral, con la ayuda de palmadas -una por cada palabra-) de manera que vayan adquiriendo o consolidando su conciencia fonológica: «VIAJE EN BARCO o VIAJE EN LANCHA MOTORA».
Como dedicamos bastante tiempo a la representación gráfica por la mañana, sustituimos nuestro taller creativo de la tarde por uno en el que llevar a cabo un experimento de flotación.
Antes de «ponernos manos a la obra», Mateo A. nos explica lo que ha descubierto acerca de cómo se hunde un submarino y qué hace para salir de nuevo a la superficie. Una sencilla explicación de las compuertas que poseen en su parte inferior y cómo las llenan o vacían de agua, para tal fin, bastó para cubrir la curiosidad del resto.
Damos lectura a varias páginas de los ejemplares que tenemos en clase, referidas tanto a ese interrogante como al de la flotación de los barcos. Entre otras cosas descubrimos que:
- Los submarinos tienen dos «cascos» para que ese agua que entra no llegue al interior del mismo.
- Los submarinos tienen una hélice en su parte posterior y aletas parecidas a las de los aviones, unas horizontales para guardar el equilibrio y otras verticales que les ayudan a girar a un lado u otro.
- Las compuertas de los submarinos se llaman exclusas.
- Un señor llamado Arquímedes, que era científico y matemático, daba explicación al porqué flotaban los barcos. Aunque como habréis supuesto, el principio de Arquímedes se nos queda bastante lejano para comprenderlo, si que extrajimos conclusiones como que no dependía de si pesaban mucho o no, ni de su tamaño. Y que de algún modo influía el aire que cada embarcación tenía dentro.
Una vez investigado un poquito acerca de ello, pusimos en práctica la experiencia. Cada uno escogió un objeto de la clase para introducirlo en el recipiente con agua, formulando la hipótesis de si flotaría o no y porqué. Los aciertos fueron casi del 100%.
Como veis, una jornada que merecía una entrada específica en el blog y a la que sucedieron otras, que os traslado en la siguiente entrada (exceptuando la conferencia-experto de Emma que ya os enlacé el jueves), por no ser menos interesantes y necesitar también algo de extensión.
¡Nos vemos mañana!
Esther Justicia.