El pasado viernes, tuvimos en clase la colaboración de Augusto (papá de Darío), que vino a contarnos su experiencia en la profesión de escultor.
Acompañó su exposición oral con una presentación fotográfica con esculturas propias, que ilustraba algunas de sus reflexiones y las acercaba a un plano más visual, y por tanto más significativo para estas edades.
Nos explicó que cualquier objeto podía ser una escultura, siempre y cuando el/la autor/a quisiera darle esa connotación y dejase de servir para el uso que a priori tiene otorgado. Fuimos planteando diferentes ejemplos con objetos cotidianos, para una mayor comprensión de este concepto.
Conocimos que hay esculturas de todos los tamaños y que cuando son muy grandes, se necesita hacer una maqueta, como paso previo a su construcción. El material empleado es muy diverso, piedra, barro, acero, hierro, papel, etc. También nos dice, que no siempre trabaja solo, en ocasiones sus esculturas están hechas de forma colaborativa.
Augusto estableció una diferencia clara entre las esculturas que se realizaban por determinados encargos o aquellas que se hacían porque el autor quería plasmar una idea o sentimiento personal, para expresar cosas, etc.
También hablamos acerca de la interpretación de estas obras de arte, comprobando que algunas eran bastante representativas/figurativas y todos coincidíamos en nuestras apreciaciones. Existiendo en cambio otras que dejaban más margen a la imaginación e interpretación de quien las observa.
Por último nos enseña algunas de las esculturas que ha realizado de forma colaborativa y en las que han participado amigos, gente de todo el mundo y/o personas desfavorecidas, dependiendo de la ocasión. La gran mayoría se componen de servilletas de papel, en las que cada persona va escribiendo pensamientos, anécdotas, sentimientos, expresiones, vivencias, etc. y juntas conforman una escultura, con múltiples interpretaciones.
Como broche final nos propone realizar una escultura en barro, que realizamos todos juntos. Utilizamos el sistema de votación que empleamos para nuestras propuestas de juego y sale como opción ganadora «Lagartijas y camaleones».
Os dejo un trocito de la experiencia, que dio como resultado unas preciosas esculturas.
Decidimos no conservarlas ya que con el secado se iban a cuartear y no disponían de la suficiente consistencia como para cocerlas en el horno de arcilla del cole.
Aprendemos que en ocasiones el escultor no lleva el resultado de su obra a ninguna exposición y que el proceso de creación y disfrute es el propio objetivo. La convertimos en una escultura efímera.
Gracias por trasladarte desde tu residencia en Ibiza, para esta colaboración. Un placer tenerte en clase.
Esther Justicia.