Nuestro viaje ha sido estupendo. Dos días de convivencia, aventura, aprendizaje y disfrute. Nos sentimos más capaces porque hemos hecho muchas cosas nuevas, que no habíamos hecho nunca.
Salimos del colegio con ilusión y ciertos nervios. El camino fue agradable, no es una distancia muy larga, el campo estaba lleno de flores y el cielo azul.
El castillo nos dio la bienvenida, junto a Juani, Sandra, Jesús, monitores de la Granja Escuela de Píñar.
Nos enseñaron las instalaciones, con muchos animales, un tren que sube a la Cueva de las Ventanas, un jardín para jugar, una pradera para ver volar las aves rapaces, los dormitorios, los servicios, el comedor y los talleres.
Nos instalamos por grupos en las habitaciones. Cada una tenía el nombre del grupo que la ocupaba.
Nos convertimos en primitivos y aprendimos en sucesivos talleres a hacer pintura rupestre, construyendo nuestro propio pincel, fabricamos un taladro primitivo para hacer los abalorios, descubrimos como hacernos un cuchillo de sílex.
La parte más emocionante fue la visita a la Cueva de las Tres Ventanas. A la guías les demostramos nuestras ganas de saber, pues las escuchábamos con mucha atención, y también les explicamos cosas que en el colegio habíamos aprendido .
Después de cenar hicimos una velada con juegos y bromas. Recibimos la visita de Cocochungo, que bajó de la Cueva para enseñarnos como se hace el fuego.
Al acostarnos quedamos rendidos, pero hubiéramos seguido la fiesta.
Por la mañana conocimos muchas clases de aves rapaces, cómo viven y cómo respetarlas.
Después de la fruta dejamos que la serpiente boa, que vive en la granja, nos acariciara los zapatos, antes de terminar los talleres. Nuestro monitor nos enseñó como acercarnos a ella sin asustarla.
Por la tarde tuvimos una sorpresa cada uno al ir a recoger su equipaje en las habitaciones, ya que hemos colaborado en todo lo que era necesario.
Y muchas cosas más , que son muy largas de contar, pero muy agradables de vivir.
¡Hasta el próximo viaje!
Daría y Rosi