Tomamos prestado el título de este artículo, que os facilitamos a continuación , publicado por EL PAÍS, para felicitarnos por trabajar durante 35 años teniendo en cuenta esta idea, como un pilar fundamental del respeto a los niños y niñas que nos confían para su educación.
Las personas somos capaces de crear, en el más amplio sentido de la palabra, si nos ofrecen las condiciones adecuadas y por lo tanto, podemos convertirnos en promotores del conocimiento de otros.
En muchos casos los adultos consideramos a los más pequeños como proyectos de esas personas o aprendices para la vida. Después de trabajar tanto tiempo en las primeras etapas educativas nuestra experiencia nos demuestra que el alumnado, al que se le escucha y se le da la oportunidad de tomar iniciativas, muestra caminos que el profesorado, con su titulación, edad y experiencia, en muchas ocasiones no llega a ver.
Como el propio artículo dice, no hay que asociar creatividad nada más que al ámbito artístico, sino que esta se puede desarrollar en otros muchas áreas.
Los niños y las niñas que tienen la posibilidad de disfrutar este tipo de educación, donde los programas son una excusa, y no un fin, donde sus descubrimientos y conclusiones ocupan el tiempo lectivo, donde las diferencias entre compañeros le da la oportunidad de comprenderse a si mismo, son felices en su infancia y aprenden significativamente cosas que les interesan y les son útiles.
¿ Acaso no debe ser ese el sentido de que exista la escuela?
Nos es muy grato comprobar que las nuevas generaciones de la enseñanza comparten esta opinión.
Nos gustaría conocer vuestra opinión al respecto, gracias anticipadas.
Daría y Rosi
Maestras de infantil y primaria