El pasado lunes dìa 11 de Noviembre tuvimos la oportunidad de asistir al concierto didáctico «La Música que une los Pueblos», en el teatro José Tamayo. Pablo Nahual fué el encargado de hacernos experimentar momentos sonoros cargados de magia y leyenda.
Con la duración aproximada de una clase, el artista llevó al escenario los instrumentos del Mundo Antiguo. Con la vestimenta, el decorado y los instrumentos, creó un ambiente natural, contándonos historias de lugares y tiempos lejanos.
Hay tres elementos artísticos en torno al cual giró todo el espectáculo: LOS INSTRUMENTOS, LAS LEYENDAS Y LAS CANCIONES.
Los instrumentos sonaron acompañados de leyendas ancestrales, haciéndonos viajar al bosque, a la montaña, al rio o al poblado. Vimos al cóndor, a la serpiente, al armadillo, al toro, a la cabra y a la Luna.
El artista nos presentó 32 instrumentos traídos de Comunidades Étnicas autóctonas de la Cordillera Andina. Son instrumentos a veces regalados por el jefe tribal, a veces comprados al luthier de la comarca y a veces elaborados por el propio Pablo Nahual. Se muestran representantes de las tres clases de instrumentos: Viento, Cuerda y Percusión.
El momento cumbre es cuando el alumnado es invitado especialmente a participar para interpretar un tema musical. Aqui os dejo una pequeña muestra, espero que os guste.
LA PRINCESA QUENA
(Leyenda sobre la Quena)
Erase una vez un reino que estaba en unas montañas muy altas, llamadas Andes, donde había un rey al que se le llamaba EL INCA. El rey tenía una hija que se llamaba Quena, y era la princesa más hermosa que ese reino jamás hubiera visto.
Muchos príncipes viajaban de lugares lejanos, y ofrecían al rey oro y riquezas para poder casarse con su hija. Pero el rey quería tanto a su hija que esperaba que ella eligiera a su verdadero Amor.
La princesa ya había elegido, y su amado era un pastor de llamas que vivía en la montaña más alta del valle, allí donde casi nadie podía subir. El pastor también amaba a la princesa, pero sabía que no podía competir en riquezas con todos esos príncipes.
Pero he aquí que la princesa cayó enferma de tristeza, al saber que su amor era imposible, y el rey prometió oro y riquezas a aquel que curara a su amada hija.
El pastor subió a lo más alto de la montaña, allí donde el Condor, el rey del Cielo, vivía, y tomó del nido un hueso de su ala. Con ello construyó un instrumento al que llamó Quena, y comenzó a tocarlo mientras bajaba por la montaña.
Su sonido era tan agudo que se escuchaba en todo el valle, y llegó hasta el palacio y hasta la habitación de la princesa. Ella, al oírlo, comenzó a reír, y se levantó completamente sana.
El rey pidió que se buscara al hombre que había creado esa música, y cuando trajeron al pastor a su presencia, lo colmó de oro y riquezas. Pero él dijo que no quería más que una cosa: poder casarse con la princesa, a lo que el rey accedió muy gustoso al ver lo feliz que estaba su hija.
Saludos
Elena.