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MODELADO DE ARCILLA. CERÁMICA

¡Por fin nos ha tocado arcilla! Los alumnos de quinto expresaban su entusiasmo el día que les tocó manipular la arcilla.  Bueno, les pasa a  todos los grupos. Los de sexto aún están esperando.

Cuando comienza el curso los alumnos me demandan su libreta de artística y la arcilla. El proceso del trabajo con la arcilla es lento. Comienzo por los más pequeños, los de primero y cuando sus trabajos completan todo su proceso de elaboración y cochura, la arcilla va recorriendo todos los cursos.

Les encanta manipular la arcilla. Tienen que esperar varios días hasta que sus trabajos salgan terminados. Los modelan, esperamos a que se sequen, los cocemos en el horno cerámico a 980º, los esmaltamos con pigmentos y esmalte transparente y los volvemos a cocer.  A veces pueden pasar varias semanas. La arcilla les enseña a saber esperar, a percibir procesos lentos tan contrapuestos a los ritmos  acelerados que vivimos día a día, aún así. la arcilla es su material favorito.

Les enseña otras muchas cosas, mientras trabajan, pueden hacer lo que quieran, pero no de cualquier manera. Hay que tener en cuenta el grosor, el vaciado, el pegado, el control de la humedad… toda esta tarea se une a la idea inicial de llevar a cabo lo que sus mentes han proyectado. En muchas ocasiones hay que superar la frustración e integrar la lentitud de todos los procesos que la tarea requiere.

En este proceso alquímico de convertir el «barro» en cerámica, intervienen los cuatro elementos de la naturaleza, la tierra, el agua, el aire y el fuego. ¿Puede que esto les resulte tan atractivo?

Por último la magia de los esmaltes que experimentan un gran cambio cuando salen del horno.

El ser humano y concretamente la infancia necesita del asombro para sentir la motivación, el atractivo por una tarea. Experimentar ese sentimiento que, ante algo a veces enigmático como son los cambios  en  el proceso cerámico, les desafíe en la comprensión  de una tarea que trasciende los límites imaginados.

 

Ana Martín

CERÁMICA EN LA ESCUELA

He titulado esta entrada como cerámica. Quizás hubiera sido más acertado titularla: «No solo es cerámica, son historias». Observando sus producciones, puedo ver el anhelo de Alex porque algún pájaro decida refugiarse en la casita de aves que él hizo. Me imagino a Raúl jugando con sus compañeros en el tablero en blanco y negro. No se si llamarlo de ajedrez porque me comenta que es un juego que ha inventado. Puedo ver a María depositando sus lápices de colores en el lapicero que hizo con tanto esmero o a Samuel buscando un sitio en la estantería para poner la escultura de su jugador favorito.

Así podría seguir hasta completar los trabajos de todos los alumnos, los de quinto curso y los de sexto. Detrás de cada pieza cerámica hay una historia, un porqué o un para qué que hizo posible esa creación.

 

En muchas ocasiones os he hablado del proceso por el cual la arcilla se convierte en cerámica. Es un proceso largo que nos puede llevar más de un mes el completarlo. Una vez elaboradas las piezas, se tienen que dejar secar para después meterlas en el horno cerámico y cocerlas a 980ª C .

Posteriormente se esmaltan con pigmentos o esmaltes cerámicos y volvemos a cocerlas en el horno.

Vivimos en un modelo de sociedad que prioriza la rapidez, la falta de tiempo, la inmediatez de los procesos y el bombardeo de información (la tecnología nos ayuda a ello). De manera generalizada los ritmos diarios son rápidos, la utilidad de las cosas tiene fecha de caducidad, lo que no nos gusta lo modificamos  en el acto; como yo digo, lo tiramos rápidamente a la papelera y lo reemplazamos con facilidad.

Reflexionando sobre el tema, todavía  me sorprende el hecho de que los niños disfruten y tengan en su mente que trabajar con la arcilla es su actividad favorita a nivel plástico. ¿Cómo un material que está en las antípodas de la rapidez, puede ser el elegido?

Para conseguir un buen acabado en una pieza cerámica son muchos los factores que hay que tener en cuenta: humedad, grosor, amasado, agrietado, pegado… Hay que prestar atención a los requisitos de la técnica para que las piezas no estallen en el horno. En el proceso de trabajo tienen que estimar el todo y las partes de cada pieza y valorar la mejor opción para resolver el trabajo con garantía  y que no se rompa. Luego viene el proceso de espera para que el horno decida qué pieza se salva o cual se rompe.

Sigo con mi reflexión y me pregunto ¿Quizás el ser humano necesite aquello que lo enlace a lo más primitivo? ¿Que lo devuelva por instantes, a los procesos pausados, a las actividades que lo enraícen con lo primigenio? Este mundo de la rapidez, tan estimulante, que ofrece recompensas inmediatas, contrasta con lo que sucede en el aula mientras modelamos la arcilla. Necesitamos ir con calma, paso a paso, los resultados no son inmediatos.

Estoy convencida que el modelado de la arcilla les provee de una serie de habilidades que les ayudan a concentrarse en la tarea, a tolerar la frustración ( las piezas se rompen), a alcanzar unos objetivos a largo plazo. Esta tarea también les pone límites que les ayudan a predecir el resultado, a adaptarse a la técnica y regular su actuación para conseguir que sus piezas  salgan bien del horno.

Me complace esta actividad de la que tanto disfrutan nuestros alumnos y más, si con ello estamos potenciando habilidades ejecutivas de tipo superior como el pensamiento creativo, la resolución de problemas ( en este caso técnicos), la toma de decisiones ( qué hago y cómo lo hago) y hacer frente a las diferentes emociones que provoca el proceso de transformación cerámica  y, que al parecer, triunfan las positivas.

Ana Martín

CERÁMICA

El grupo de primero ha tenido una sesión de arcilla en este trimestre. En esta ocasión podrán disfrutar de sus trabajos puesto que los hemos esmaltado y cocido.

En la sesión  han podido trabajar con dos técnicas distintas.

En primer lugar les repartimos unas tablillas de arcilla para que grabaran con un punzón y realizaran en bajorrelieve un dibujo o texturas a modo de cuadro abstracto. La mayoría plasmaron un tema realista.

Para esta técnica la tablilla de arcilla se encuentra sin cocer en dureza de cuero, llamada así en el argot cerámico y designa aquel estado de la arcilla, en el que aun estando dura se pueden hacer incisiones en ella con un objeto punzante. De esta manera los alumnos van a poder contrastar con grados diferentes de humedad.

Para la siguiente práctica les damos arcilla blanca en un estado mucho más hidratado que el anterior.

Para poderla manipular tuvieron que amasarla y dar la forma adecuada a aquello que iban a realizar. La diferencia entre ambos estados de la arcilla era muy evidente.

En la siguiente sesión de trabajo, y una vez cocida la arcilla, procedemos al esmaltado.

Les encanta mezclar colores, pinceladas de uno y otro color se entrelazaban encima de las mesas dejando los trabajos con variadas capas de esmalte.

Los trabajos quedaron muy bonitos una vez cocido el esmalte. Independientemente de los resultados ellos disfrutan grandemente del trabajo  con la arcilla y del esmaltado. Las transformaciones que se producen en el horno les fascinan.

Ana Martín

CERÁMICA

Los alumnos de segundo han trabajado, de nuevo, con la arcilla. En esta ocasión hemos usado arcilla blanca. Ya sabéis lo que les gusta. Embadurnarse las manos de arcilla produce una  agradable sensación ¡es una tentación!

En estas edades, cuando crean de manera espontánea, tienden a trabajar la arcilla como si fuese plastilina. Para hacer cualquier objeto, van añadiendo pequeñas porciones que adicionan a la pieza y que se quedan pegadas por la humedad propia de la arcilla.

Muchas veces esas piezas, cuando se secan se van separando. Para que sus trabajos no se rompan, queremos enseñarles  la técnica del pegado y, además,  que hagan las placas con un grosor adecuado para que sus trabajos queden bien elaborados.

En esta ocasión les orientamos para que realicen un recipiente. En las fotos podéis ver trabajos muy similares por esta razón. Quizás cuando hagan otro tipo de trabajo, extrapolen lo que han aprendido. Cualquier trozo de arcilla que se añade hay que hacerlo de manera adecuada.

Una vez cocidas en el horno cerámico, procedemos a esmaltarlas.

No ha habido roturas ¡Habéis realizado un excelente trabajo!

Ana Martín

CERÁMICA

Los alumnos de sexto trabajaron con la arcilla a primeros de diciembre. El secado de la arcilla es más lento en invierno. Antes de poder cocerla en el horno debe secarse; el frío y la humedad ambiente contribuyen a que el secado sea más lento.

Estas sesiones de modelado son siempre esperadas con agrado y las disfrutan pletóricos de alegría por las sensaciones y posibilidades que les proporciona la manipulación de la arcilla.

Tuvimos que esperar a Enero para poder cocer los trabajos y esmaltarlos.

Algunos trabajos se agrietaron, otros se rompieron al cocerlos. En cada proceso vivimos una serie de experiencias que nos hacen aprender y tomar conciencia de las cualidades de la arcilla y de cómo trabajarla correctamente.

Ana Martín