Archivo de la categoría: 3º EPO

LOS ÁRBOLES

Son sin duda los seres más grandes y antiguos de nuestro planeta. Nuestra existencia depende en gran parte de ellos, hemos podido desarrollarnos como civilización gracias a su existencia. Son seres capaces de conectar la energía de la tierra, con la energía solar. Sus hojas atrapan los fotones del sol utilizando esta energía para descomponer las moléculas de agua, que extraen del subsuelo a través de sus raíces. Tras la descomposición del agua, se quedan con las partículas de hidrógeno y liberan el oxígeno a la atmósfera.  En todo este proceso, además absorben el dióxido de carbono lo combinan con el hidrógeno y fabrican azúcares,  añaden un poco de nitrógeno a los azúcares y los transforman en lípidos o en proteínas.

Son los productores primarios situados en la primera línea de la cadena alimentaria. Estos seres sin cerebro, son capaces de alimentar a todos los demás seres vivos.  Conocerlos, respetarlos y conservarlos depende en gran parte de nosotros, es vital asumir la importancia de su preservación.

Sus hojas

Tuya, ciprés, abeto, peral, níspero, almez…algunos de ellos, son árboles  de cuya presencia podemos disfrutar en nuestro jardín. Sus hojas nos han servido de modelos presenciales para elaborar los dibujos.

Ana Martín

OTOÑO

Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

«Otoño», Juan Ramón Jiménez.

TERCERO

Árboles y hojas son las protagonistas de nuestro trabajo. Aprovechamos la ocasión para trabajar los matices del color. Sobre papel reciclado dibujamos hojas, señalamos sus nervaduras y coloreamos  tratando de imitar los tonos otoñales.

CUARTO

El grupo de cuarto se ha centrado en los frutos. Hemos estado trabajando el círculo cromático. Partiendo de los colores primarios, cada alumno elabora  las gamas y los tonos de color que necesita para colorear su dibujo.

Ana Martín

PALMATORIAS

Se aproximan los primeros días de Noviembre. Recuerdos de mi infancia me evocan imágenes de cómo los mayores rendían culto a los familiares muertos. El cementerio engalanado con flores y velas se manifestaba calmado y bello para recibir el transito de los visitantes, adultos para rezar y niños a curiosear. Historias inéditas, relatos macabros de huesos y calaveras nos zambullían en noches en vela. Ahora, en la distancia de aquel recuerdo, me encuentro inmersa en una sociedad más laica, que no se muy bien cómo rinde culto a sus muertos.

La muerte como la vida es inherente al ser humano, independientemente de las creencias religiosas o culturales, estos hechos nos unifican a todos los seres. Universalmente existe una gran riqueza cultural producida por la diversidad de manifestaciones y rituales en torno a la muerte.

Considero que, apostar por un festejo globalizador centrado en la venta de productos para dar miedo, es reducir a la nada las tradiciones. Prefiero imaginar las flores y las velas en nuestros cementerios o a la catrina mexicana acompañada por Frida y el niño Diego. Tradiciones ancestrales, religiosas, paganas o mezcla de ambas pueden canalizar la idea de la mortalidad, que hemos relegado hasta hacerla invisible.

«Lloro porque recuerdo a mi abuelo muerto» decía una alumna que gemía desconsolada en el recreo. El sentimiento se apoderó del grupo de amigas que, como un coro de plañideras, en su llanto la  acompañaban.

La luz de las velas ilumina el camino a vivos y a muertos.  El temor y la incertidumbre de los niños no deben ser ignorados sino canalizados a través de las relaciones familiares.

Hemos trabajado con arcilla negra y decorado con cristal de colores y un baño de esmalte transparente, para facilitar su fundido.

Ana Martín

RECORRIDOS PERSONALES

Pedimos a los alumnos de tercero que representen en un plano el recorrido diario que hacen de su casa hasta el colegio. Esos recorridos cotidianos suelen estar asociados a miradas cargadas de rutina. Queremos que los alumnos desarrollen el trazado del mapa mental e incluso sentimental de su trayecto hasta el colegio. No es una reproducción exacta, mas bien imaginaria, evocadora de aquellos lugares que a ellos les llaman la atención durante el recorrido.

Caminos, carreteras, cultivos, edificios… todos ellos emergen inundando el espacio dibujado: «tienda de canicas, Universidad de Granada, panadería, tienda de deportes, autovía, el Corte Inglés, túnel, río, Mercadona, cuesta, camino de vuelta, la vega, rotonda de la muerte, Bellas Artes, Serrallo Plaza, Al Sur, campo, restaurante, Parque de la Ciencias, sierra, piscina, los Carmenes, huerto, fábrica de azúcar, Puleva, We, Lidl, camino de Sevilla, biblioteca, la ciudad, aparcamientos, acequia, parque, huerto, cortijo».

La percepción espacial conlleva la toma de conciencia y el conocimiento del medio en el que se desarrollan. Esa toma de conciencia de su situación en el espacio, su entorno y los objetos o elementos que en él se encuentran, supone un desarrollo de la memoria y de la abstracción. La orientación espacial capacita para el reconocimiento topográfico. La memorización de rutas y trayectos, la interpretación de los signos y elementos del entorno desarrollan su inteligencia espacial.

Ana Martín

AUTORRETRATO

La realización del autorretrato, la planteamos cada curso, como un sistema útil para aprender a dibujar el rostro humano. Esta triple faceta de autor, sujeto dibujado y espectador del resultado, conlleva una gran dificultad e implica un alto esfuerzo de análisis personal de las cualidades físicas y de autoconocimiento.

La frescura de los dibujos en el primer ciclo da paso a la inquietud por el resultado en el segundo y el nerviosismo por ajustarse a la realidad, en el tercer ciclo. Os remito a la entrada que sobre este tema publiqué en el apartado de comunicaciones con fecha de 30 de septiembre de 2013.

Aunque cada niño sigue su propio proceso, en general, es una actividad que desata muchas emociones. La imagen que tienen los demás sobre mí me afecta, de esta forma cualquier comentario que hagan sobre mi dibujo me hace dudar. Otras veces juzgo como espectador el resultado de mi trabajo. “ Si parece que soy una adulta” comentaba una alumna de primero. “Parezco un adolescente” decía un alumno de cuarto.

Los trabajos mostrados corresponden a alumnos de primero a cuarto.

Ana Martín