Comenzamos la nueva andadura por este curso con una de las tareas más importantes que como seres humanos tenemos, el autoconocimiento.
A través de la actividad artística nos sumergimos en una serie de actividades que nos ponen frente al espejo de uno mismo y nos revelan características propias de nuestra identidad.
Vamos a quedarnos con esta acepción: «Conjunto de rasgos o características de una persona o cosa que permiten distinguirla de otras en un conjunto».
Realizar un dibujo de nosotros mismos es muy difícil. Cierto es que cada grupo, según su edad, tiene una forma diferente de enfrentarse a esta tarea. En primero y segundo, se percibe una frescura en el hacer. Quizás aun no han desarrollado una idea concreta de sus rasgos, de aquello que les caracteriza. Resuelven el dibujo sin conflicto y si bien, en muchos de ellos se perciben peculiaridades propias, resuelven con los trazos que suelen emplear cuando dibujan caritas. Aún así hay un momento de introspección, de pensar cómo es mi físico, de mirarse al espejo incluso, buscando esos datos de su propia imagen.
En el grupo de segundo damos un pasito más en esa búsqueda de identidad. Les pedimos que busquen gustos personales y peculiaridades de su carácter.
En el segundo ciclo comienza a haber una conciencia más autocrítica del propio trabajo.
En cuarto ya facilitamos una foto personal para aquellos que les pueda servir de guía. Algunos no la tienen en cuenta.
En el tercer ciclo, ya si está instalada en sus mentes la necesidad del dibujo realista. Facilitamos la foto personal del rostro y la mayoría se rigen por ella, toman medidas y se esfuerzan porque se parezca lo máximo posible.
En este ciclo, se entremezclan la necesidad del dibujo realista y la inquietud por aceptar la imagen de su propia fotografía. Asumir las características físicas es un hecho complejo y más entre las chicas.
Seguiremos en esta tarea con otras actividades que les ayuden a formar su propia identidad.
—-BIENVENIDOS AL NUEVO CURSO—-
Ana Martín