A estos personajes del grupo de cuarto le he calificado de singulares porque, a simple vista, son un poco raros y además únicos. Se los han inventado los alumnos pero partiendo de unas indicaciones concretas.
Por lo general cuando trabajamos la creación de personajes, son los alumnos quienes deciden cómo hacerlos, quizás piensen primero en una idea y luego la materializan. Ya en cuarto curso tienden a hacer personajes realistas. En esta ocasión les pedí que no se hicieran una idea previa.
Les llevé dibujos variados de ojos, nariz y boca sacados del mundo del cómic. Los repartí aleatoriamente y cada alumno recibió unos ojos, una nariz y una boca. A partir de esos tres elementos debían de dejarse llevar e imaginar a qué personaje podían corresponder. Podía ser un adulto, un niño, un señor, una señora…. La reacción por parte de los alumnos no se dejó esperar. Protestaban: » ¿Esto es una nariz? «¡Pero si sale una cara muy rara!» «¡Los ojos parecen de hombre y la boca de mujer!» Protestaron durante un rato, les estaba rompiendo sus esquemas.
Les estaba proponiendo que fuesen de lo particular (ojos, nariz, boca) a lo general (personaje) y que además se dejaran llevar y aceptaran como válido el personaje que les surgía. Cuando acabaron de dibujarlos les pedí que los describieran. Surgieron unos personajes muy singulares. Personajes que tal vez a ellos no se les hubiese ocurrido dibujar.
A partir de estas edades les va a surgir, cada vez más, el deseo de hacer dibujos realistas. Eso está bien y lo iremos practicando, pero a la vez esos dibujos son compatibles con otras fórmulas gráficas, con diseños más espontáneos y simplificados. En el mundo del cómic tenemos muchos ejemplos de ello.
Hasta aquí os he hablado de la parte plástica, hay otros factores que he querido trabajar con esta deconstrucción del pensamiento. A veces es bueno desmontar, analizar y cuestionar para encontrar nuevas fórmulas que ayuden al desarrollo de la plasticidad cerebral.
La flexibilidad cognitiva es una habilidad mental que posee su proceso de desarrollo y maduración cerebral. Como cualquier otra habilidad cognitiva, las habilidades de la flexibilidad mental o cognitiva se pueden mejorar y entrenar.
El uso de múltiples perspectivas, en contextos reestructurados, con propósitos diferentes y desde perspectivas conceptuales distintas ayuda a potenciar la flexibilidad. El entrenamiento conlleva el manejo de estrategias cambiantes, que les permiten adaptarse a situaciones inesperadas, pensando sin rigidez y liberándoles de automatismos estereotipados, alejándoles, a veces, de la zona de confort.
Ana Martín