En el grupo de segundo iniciamos este trabajo con la representación del esquema corporal. Los alumnos deben reproducir con los materiales los rasgos esenciales del cuerpo.
Disponemos de una serie de palitos, que los alumnos recogieron del jardín. Sobre un cartón decorado deberán componer simbólicamente el cuerpo incluyendo la cabeza, la columna vertebral y las extremidades. Les animamos para que representen los brazos o piernas articulados.
Para la siguiente sesión sobre el cuerpo en movimiento, pretendemos que los alumnos dibujen la secuenciación de una acción. Hablamos de algunas actividades que realizan los alumnos: danza, baloncesto, equitación, gimnasia… Algunos alumnos les muestran a sus compañeros los movimientos que realizan en sus actividades.
En cuatro viñetas dibujan las acciones necesarias para realizar la actividad. De nuevo les animamos para que no se olviden de las articulaciones, pues son parte esencial en el movimiento.
En el grupo de tercero el movimiento lo planteamos a través de dibujos. Les pedimos a los alumnos que formen parejas y que se dibujen unos a otros, en alguna postura que represente movimiento.
De manera general cuando dibujan la figura humana, lo hacen relacionándola consigo mismo. Esa figura refleja el conocimiento y la experiencia sensorial que tienen de la imagen del cuerpo. En esta ocasión disponen de una figura, la de su compañero o compañera, que les sirven de modelos.
La evolución de esa imagen mental del cuerpo, está muy ligada a la conciencia y control de su propio cuerpo, a la percepción de la segmentación, al entendimiento de la lateralidad derecha – izquierda. Todos estos parámetros van surgiendo paralelos al conocimiento, comprensión e integración de las diversas partes que componen en su totalidad su propio cuerpo; por ejemplo, a los alumnos más pequeños les cuesta mucho integrar la segmentación de las extremidades.
En el acto de dibujar la figura humana, deben activar varios recursos mentales: asociar los rasgos gráficos con el sujeto real. Analizar los componentes a representar. Valorar y seleccionar los elementos característicos. Analizar las relaciones espaciales en cada postura. Establecer relaciones cuantitativas de proporcionalidad. Reducir y simplificar las partes del sujeto a representar, lo que implica una abstracción mental.
Se despliega un complejo sistema de relaciones mentales que estructuran las diversas partes que componen en esta ocasión el conjunto del cuerpo.
Ana Martín