El diseño de gafas ha sido una actividad que les ha encantado a los alumnos de cuarto. Pretendíamos hacer una gafas con cristales de colores, algunos alumnos hicieron varios diseños. Esta actividad la iniciamos partiendo del concepto de simetría bilateral. Nuestro objetivo era ir más allá. Conscientes de las sensaciones que cualquier atuendo produce sobre nuestra apariencia, dejamos que la dinámica fluyera.
¿Quién no se ha sentido resguardado detrás de unas gafas? ¿quién no ha coqueteado con unas gafas nuevas frente al espejo? El efecto no se hizo esperar. Comencé a hacerles fotos y poco a poco, todos quisieron que les fotografiara con sus nuevas gafas. Hacían comentarios sobre cómo percibían a través del color del papel celofán.
Las sesiones de trabajo fueron muy productivas y a los nuevos diseños se incorporaron nuevas ideas. ¿Por qué no nos hacemos unas vestimentas?
No soy muy partidaria de trabajar con el plástico, a menos que sea para reciclarlo. ¡Sobra mucho plástico en Nuestro Planeta! En esta ocasión y por motivos de seguridad, les llevé bolsas nuevas de basura de distintos colores. En la mayoría de las actividades les animo a degustar el ritmo pausado del trabajo. Ritmo sin precipitación que les ayuda a entender que toda tarea tiene un proceso. En esta actividad el reto era novedoso para ellos. En una sesión de trabajo tenían que caracterizarse con las gafas y la indumentaria que estaban haciendo, les estaba pidiendo que improvisaran y se preparasen para una sesión fotográfica.
Grapadoras, agujas, cinta adhesiva, nudos, las estrategias surgieron a raudales, aquellas frágiles bolsas se estaban convirtiendo en pantalones, faldas, blusas, capas, cuellos, chalecos, corazas, cinturones, armaduras, bolsos, cintas para el pelo….
La improvisación en el arte requiere expresar o crear toda o parte de una composición en el momento de la acción. Este suceso de creación en el momento presente les impulsó a una adaptación de sus ideas de forma inmediata y resolutiva.
Hay otro hecho, más transcendental que el anterior, surgió la colaboración, el compañerismo, la ayuda mutua, la renuncia personal a favor de otra persona, se agruparon libremente y fue increíble la manera de organizarse, incluso controlando los detalles.
Las transformaciones permiten desarrollar la imaginación, la conciencia corporal y el control de nuestras expresiones, practicar la imitación, la interiorización de un personaje, y además ofrecer una particular visión de un objeto cualquiera o de nuestro ser animado, proyectado desde otro enfoque.
Todo esto comenzó, como ya os he comentado haciendo dibujos sobre la simetría. La cautivadora mirada de estas dos compañeras nos impulsó el proyecto de transformación ante la cámara.
El ser humano puede proyectarse en acción, por eso, puede imaginar otras versiones de la realidad. La posibilidad de distanciarse de uno mismo crea la posibilidad de reflexión, de acción y de cambio. La fuerza del arte reside en esta capacidad para impulsar el desplazamiento, de mover a alguien del lugar en que está y crear metáforas generando espacios diferentes en los cuales es posible pensar, actuar y construir de otra manera.
Ana Martín