Los alumnos de segundo han trabajado, de nuevo, con la arcilla. En esta ocasión hemos usado arcilla blanca. Ya sabéis lo que les gusta. Embadurnarse las manos de arcilla produce una agradable sensación ¡es una tentación!
En estas edades, cuando crean de manera espontánea, tienden a trabajar la arcilla como si fuese plastilina. Para hacer cualquier objeto, van añadiendo pequeñas porciones que adicionan a la pieza y que se quedan pegadas por la humedad propia de la arcilla.
Muchas veces esas piezas, cuando se secan se van separando. Para que sus trabajos no se rompan, queremos enseñarles la técnica del pegado y, además, que hagan las placas con un grosor adecuado para que sus trabajos queden bien elaborados.
En esta ocasión les orientamos para que realicen un recipiente. En las fotos podéis ver trabajos muy similares por esta razón. Quizás cuando hagan otro tipo de trabajo, extrapolen lo que han aprendido. Cualquier trozo de arcilla que se añade hay que hacerlo de manera adecuada.
Una vez cocidas en el horno cerámico, procedemos a esmaltarlas.
No ha habido roturas ¡Habéis realizado un excelente trabajo!
Ana Martín