En el grupo de segundo, para el diseño del autorretrato, realizamos una combinación entre la prosopografía y la etopeya literaria.
Los rasgos físicos, la apariencia externa se resuelven mediante el dibujo; además, cada alumno añade debajo de su rostro, una descripción de sus rasgos psicológicos, su manera de ser, de actuar, sus gustos…
Indagamos de esta forma, en lo personal, en temas relacionados con la vida de los alumnos, en sus ideas o sentimientos sobre ellos mismos; y todo ello en un intento de autoconocimiento.
-«Pienso en hacer lo correcto»- «Lo mío es sonreír»- «Lo que más me gusta es estar con mi hermana y mis titas favoritas»- «Soy nervioso» -«Me gusta ser buena»- «Me gusta quedarme sentado leyendo»- «Soy tranquilo y amable.»
«Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo…..»
Minicuento “El Otro Yo”, Mario Benedetti
Ana Martín
Una actividad preciosa.