En primero, el dibujo del autorretrato se realiza con una gran dosis de ingenuidad y frescura. Son pocos los casos de bloqueo a la hora de abordar el dibujo de sus rostros. Se miran al espejo, se tocan la cara, hacen muecas, todo ello en un intento de recordar sus características para dibujarlas.
«Lord Henry se lo quedó mirando. Sí; no había la menor duda de que era extraordinariamente bien parecido, con labios muy rojos debidamente arqueados, ojos azules llenos de franqueza, rubios cabellos rizados. Había algo en su rostro que inspiraba inmediata confianza. Estaba allí́ presente todo el candor de la juventud,…»
Retrato de Dorian Grey, Oscar Wilde
Ana Martín