Con esta práctica queremos plantear a los alumnos las posibilidades comunicativas de las emociones. El rostro humano puede reflejar multitud de emociones: felicidad, tristeza, miedo, asombro… Los rasgos característicos: ojos, boca, cejas e incluso nariz se modifican en función de lo que queremos expresar.

La boca y los ojos son los elementos más modificados por nuestros alumnos, os muestro algunos de los bocetos que realizaron.

El primer eslabón para el desarrollo de la inteligencia emocional es el  manejo de nuestras  emociones. Aprender a controlarlas, no dejándose controlar por ellas, conlleva un estado de ánimo equilibrado y nos ayuda en nuestras relaciones.

Ana Martín