La realización del autorretrato, la planteamos cada curso, como un sistema útil para aprender a dibujar el rostro humano. Esta triple faceta de autor, sujeto dibujado y espectador del resultado, conlleva una gran dificultad e implica un alto esfuerzo de análisis personal de las cualidades físicas y de autoconocimiento.
La frescura de los dibujos en el primer ciclo da paso a la inquietud por el resultado en el segundo y el nerviosismo por ajustarse a la realidad, en el tercer ciclo. Os remito a la entrada que sobre este tema publiqué en el apartado de comunicaciones con fecha de 30 de septiembre de 2013.
Aunque cada niño sigue su propio proceso, en general, es una actividad que desata muchas emociones. La imagen que tienen los demás sobre mí me afecta, de esta forma cualquier comentario que hagan sobre mi dibujo me hace dudar. Otras veces juzgo como espectador el resultado de mi trabajo. “ Si parece que soy una adulta” comentaba una alumna de primero. “Parezco un adolescente” decía un alumno de cuarto.
Los trabajos mostrados corresponden a alumnos de primero a cuarto.
Ana Martín